En 28 años que lleva Carlos Yepes como operador de transporte público en Santa Marta, nunca vivió una tragedia similar.
Ante la cuarentena obligatoria para evitar la propagación del Covid-19, muchos conductores del transporte público de Santa Marta apagaron sus motores, pero encendieron la preocupación de no saber cómo subsistir sin trabajo.
Carlos Yepes Emilio Ortega, directivo sindical de conductores del gremio de transporte de Santa Marta, conocido por sus colegas como ‘Mojarrita’, fue uno de ellos y le contó Santa Marta Al Día cómo fue para él y su familia atravesar la pandemia generada por la Covid-19.
A sus 52 años de edad y durante los 28 años que tiene tras el volante, manifiestó con tristeza que nunca había sufrido una situación similar a la causada por la pandemia.
“Dure cuatro meses sin poder circular y mi familia y yo nos sostuvimos con la ayuda que recibimos de la alcaldía. Fue muy triste yo estaba acostumbrado a trabajar y estar 24 horas encerrado en mi casa fue algo muy difícil.”, expresó Carlos Yepes.
Además, reveló que le sacó el jugo a ese tiempo que se encontró en casa con su familia, experimentando nuevos planes familiares en casa, que por su trabajo muchas veces no realizaba.
“Cuando nos dijeron que podíamos volver a circular lo tomamos con alegría y tristeza, pues ya han muerto un total de 7 conductores en lo que va de la pandemia, hasta el momento tengo en la lista a cinco conductores que se encuentran contagiados”, dijo Ortega.
La jornada laboral
Independientemente de la hora que se acueste, Carlos se despierta a las 3:00 a.m., y se alista para salir a laborar un poco antes de las 4:00 a.m.
Se sube a su automóvil y maneja de su casa, ubicada en el barrio Divino Niño, hasta su punto de partida: el patio de la empresa a la que pertenece.
“Luego de 14 o 16 horas conduciendo, llegó a casa. Tengo un nieto y un hijo de 17 años de edad, que apenas llegó a la casa ellos se me tiran para abrazarme y se pone a llorar porque no puedo cargarlo, es algo que me duele mucho, pero lo hago por su bien”, manifestó Carlos con sentimiento.
Solidaridad con los compañeros
La pandemia generada por la Covid-19, fue algo que tomó por sorpresa a toda la humanidad. En el caso de Santa Marta, cuando fueron confirmados los dos primeros casos, los samarios al día siguiente entraron en shock.
Los centros comerciales y establecimientos se lograban ver largas filas de personas para realizar la compra de productos de la canasta familiar, pensando que se acabarían.
Sin embargo, esa fortuna de tener dinero para abastecerse de víveres no la tuvieron muchos transportadores, que de su trabajo sacaban para el sustento diario.
“Yo recibí dos mercados del gobierno departamental, pero los compañeros me llamaban diciéndome que sus familias no tenían nada que comer, de esos mercados los dividimos y lo repartimos a colegas que lo necesitaban.”, acotó Yepes.
Nueva normalidad con pasajeros
Durante la pandemia se vivieron diferentes episodios de discriminación en contra de personal de la salud en los buses del transporte público en la ciudad de Santa Marta. Afortunadamente, según Yepes, eso ha cambiado.
“La gente ha entrado en conciencia y respeta al personal médico que se sube al servicio público y entienden que ellos están en una lucha constante para salvar vidas. Cuando suben pasajeros sin tapabocas los demás pasajeros me exigen que pare el bus para que esta persona se lo ponga o se baje del vehículo”, puntualizó Yepes.
Además, envió un mensaje a todos los samarios: “La Covid-19 es la realidad de la vida y no es un juego”.
Cabe recordar, que en la ciudad de Santa Marta hay cerca de 1.200 conductores que se encuentran en jaque por las distintas medidas decretadas por el gobierno distrital; los cuales se encuentran luchando día a día por la guerra del centavo, que, pese al virus, no para.
