Tras las rejas y viviendo en constante hacinamiento, los reclusos de la cárcel Rodrigo de Bastidas aseguran ser una población vulnerable a la llegada del Covid-19. Sin las suficientes medidas de protección y contingencia, se vieron obligados a iniciar una huelga, exigiendo igualdad.
Consideran el incumplimiento de las medidas de protección ante las actuales emergencias por cuenta del Covid-19 y de la sobrepoblación.
Los reclusos aseguran que cuentan con algunos tapabocas, gracias a una colecta que hicieron los guardias, pero que son víctimas del abandono estatal, pues ni la Alcaldía distrital ni la Gobernación del Magdalena han atendido alguno de los llamados hechos tanto por los internos como por las administrativas del penal.
“Para nosotros es muy lamentable que tengamos que recurrir a una huelga de hambre para reclamar derechos. Sabemos qué hay una pandemia que está golpeando al mundo entero y en el penal no somos ajeno a ello. Puede llegar en cualquier momento y se puede generar una gran emergencia de salud”, manifestó Jimmy Zapata, recluso del penal.
Añadió que a pesar de haberse equivocado, son seres humanos y las autoridades administrativas deben velar por su bienestar.
“Más de la mitad de las condenas, no nos dan derecho a una domiciliaria que no estemos en riesgo cuidándonos con nuestra familia. Hemos tenido mucha preocupación en lo posible, seguido rigurosamente las indicaciones de las autoridades sanitarias. Los guardias hicieron una colecta y nos dieron tapabocas. Muchos están tan decepcionados sino nos creen nos vamos a cocer la boca coser”, precisó el interno.