Desde que se decretó el confinamiento obligatorio, las autoridades atienden bloqueos de vías y protestas por falta de alimentos en sectores vulnerables.
“Es fácil criticar cuando tienes la nevera llena, o tienes con qué pagar los servicios públicos, o en tu trabajo estable te pagan todos los meses con puntualidad. Pero para quien es todo lo contrario, no le queda de otra si no arriesgarse y rogar para que el Gobierno lo mire”, son las palabras de ‘Jairo tomate’, un humilde vendedor informal de verduras del sur de la ciudad.
Él vive en Gaira, llegó a Santa Marta proveniente del sur del Magdalena desplazado por la violencia. Mantiene una familia compuesta por 3 hijos menores y una esposa que también vive del rebusque. La venta verduras por estos días no está dando lo necesario para cubrir las necesidades.
‘Jairo tomate’ no está de acuerdo con los bloqueos y protestas a las que muchas personas han recurrido exigiendo ayudas del Estado. “Aunque a mí ya me dieron un mercadito, yo entiendo a los que aún no han recibido nada, porque es difícil explicarle a tus hijos que tienen hambre y luego no tienes cómo alimentaros”, continuó.
Como este vendedor hay muchos ciudadanos que desafían el coronavirus todos los días, salen a las calles a negociar su mercancía a pesar de que no se puede. El tomate, el guineo verde, y las frutas en carretillas, hoy más que nunca están de moda, porque si “Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma”.
Pareciera que el miedo a morir fuera de hambre y no de la enfermedad, pero como dice Jairo, “sabemos que no podemos salir, pero si nos quedamos en casa pasaremos más hambre”.
A la fecha las autoridades reportan que incumplimiento de la cuarentena sigue creciendo en la ciudad. Las personas olvidan que el principal enemigo de Santa Marta no es el virus, sino la desobediencia de las personas.
La Policía Metropolitana ha impuesto 5 mil 668 comparendos en el área, divididos en la capital con 4.615, Ciénaga 678, Pueblo Viejo 90 y Sitionuevo 285.