Unas publicaciones en el Perfil de Facebook donde se ven congregaciones religiosas, encuentros con amigos y otras actividades, mostrarían lo que para la familia fue la vida de Jackson Henríquez Pacheco Flores, el joven que asesinaron e intentaron, presuntamente, incinerar en el barrio Los Fundadores de Valledupar.
Para sus seres queridos es extraño que Pachecho haya muerto en esas circunstancias y su cuerpo fuera encontrado el anterior martes en medio de una humareda en la habitación donde vivía alquilado en la vivienda ubicada en la transversal 23 con número 17ª-32 del popular sector.
“Él asistía a la iglesia, trabaja en el mercado, trabajaba en una frutera en una esquina ayudando, lo que le daban lo cogía. A veces se hacía sus 30 o 40 mil pesos y de ahí se iba a su casa a acostarse”, refirió Faiber Pacheco Gómez, padre del fallecido.
Agregó que Pacheco Flores llevaba tres meses de ser inquilino en el lugar y estaba solo porque la mamá había viajado. “Como el pela’o era sano no tenía de qué preocuparnos”, comentó.
Sin embargo, el padre de familia reconoció que su hijo anteriormente el único problema que había tenido fue con un joven de nacionalidad venezolana que llegó a vivir un tiempo con él y el cual él decidió echar.
“Pedimos que se haga justicia porque a él lo asesinaron y no fue asfixiado ni nada. Los delincuentes tienen que estar alrededor de él ahí mismo, no están muy lejos”, puntualizó Pacheco.
Un vez fue encontrado el cuerpo del joven de 18 años las primeras versiones hablaban de que probablemente había muerto por asfixia, pero al realizar las autoridades el levantamiento notaron que tenía dos heridas con objeto corto punzante.
“No fue asfixia pero no saben la razón ni en qué momento fueron ocasionadas o si fue que las recibió y se resguardo. Hubo un incendio que no lo tocó”, manifestó Héctor Flores, tío de la víctima.
Tomado de El Pilón