Si antes captar un poco de agua era una odisea, ahora la situación parece ser peor.
En Nacho Vives, como en otros barrios de la ciudad, parece haber una exoneración de cumplir las medidas de distanciamiento para evitar la propagación de coronavirus. Coger un poco de agua se convierte en un foco de aglomeración al cual le teme toda la comunidad.
Esta disyuntiva de no saber qué hacer se la juegan a diario cientos de samarios a quienes el agua no les llega por tubería y son abastecidos por carrotanques que llegan al sector y a los que salen buscando ser los primeros en la fila porque si no, no alcanzan a llenar ningún recipiente.
Las autoridades han dado las recomendaciones y aun así son trasgredidas. Los beneficiarios de este trasporte de agua a domicilio indican que el COVID-19 se juntó a la crisis por desabastecimiento que ya enfrentaba la ciudad, o sea, una doble situación.
No quieren seguir exponiéndose al contagio del brote pero tampoco quieren continuar padeciendo por la falta de agua en sus casas. Los denunciantes piden a la fuerza pública controlar la repartición de alimentos así como vigilan las entradas de supermercados y tiendas de Santa Marta.