Por el toque de queda no pueden trabajar y quienes lo hacen en el día les ha bajado la producción. Cerca de 70 mujeres están al borde de una crisis.
“Cuando va a comenzar la noche, comienza tu día”, reza la simbólica expresión vallenata que describe, entre otras muchas cosas, el quehacer de una trabajadora sexual, quien hace del atardecer su escenario de rebusque.
Pero tal parece que aquella canción hoy perdió sentido por las múltiples medidas establecidas para evitar la propagación del coronavirus, pandemia que ha paralizado al mundo empresarial incluyendo a las ‘mujeres de la vida alegre’, que prestan sus servicios en el centro históricos de Santa Marta.
La producción ha bajado, 70 mujeres que de día y de noche coquetean en búsqueda de clientes no saben qué hacer, pues, están obligadas a no trabajar después de 08:00pm y los pocos turistas que están en la ciudad no alcanzan para todas. Los servicios de 30 minutos que antes costaban $100 mil pesos, o 50 dólares para el caso de los extranjeros, tienen que ofrecerlos hasta en $50 mil, un devalúo que les inquieta.
‘Leydis’, venezolana de 21 años; y ‘Sofia’, colombiana de 36, aseguran que llevan 3 días que no hacen un peso, la clientela se ha marchado y aunque todos sepan los efectos de la emergencia, los dueños de las piezas donde pernoctan les cobran diariamente los $30 mil del arriendo, sin contemplación alguna.
UNA EMPRESA AFECTADA
Regadas en todo el parque Bolívar cambiaron la modalidad de trabajo para ver si así reúnen algo para comer. “Nosotras somos una empresa que también está afectada, nos toca venir por la mañana porque de noche nos mandan para la casa. Ya los extranjeros no vienen, y de verdad esto es un caos. Aunque a mí no me toca enviar plata a mi país, yo tengo a mi hijo aquí y es una boca que alimentar”, dijo ‘Leydis’.
‘Sofia’, confirma las palabras de su colega y asegura que ha visto cómo muchas de sus compañeras se van todos los días sin con qué comprar una bolsa de arroz. “En el caso mío que tengo 4 niñas me ha tocado mendigarle a la gente y lo que consigo son groserías e insultos. Y si no pido me voy con las manos limpias para la casa, yo pago arriendo y todo”.
MIEDO AL CONTAGIO
Aunque parezca de no creer este gremio también ha sentido miedo a infectarse con el coronavirus, muchas de ellas preferían ocultarse evitando el contacto personal con cruceristas internacionales que buscan turismo sexual.
‘Leydis’ y ‘Sofia’ han pensado, como muchas, dedicarse a otra actividad laboral, pero dicen que eso es lo que saben hacer y aunque quisieran no pueden abdicar de su oficio porque, así como está la economía en el país, ni lo restaurantes, las tabernas y ni las discotecas están en funcionamiento.
“No es una sola familia la que está pasando por crisis en este momento, nosotras vivimos de esto. Nos toca elegir si comemos o pagamos arriendo, porque las 2 cosas nos las podemos hacer”, asintieron.
Mientras pasan los días y se agudiza su calvario, estas trabajadoras sexuales no les queda de otra que maquillarse, ponerse el vestido coqueto del día y salir de 08:00 de la mañana hasta las 06:30 de la tarde a pescar a cualquier lujurioso personaje a quien brindarle placer por un poco de dinero, porque para ellas no existe el teletrabajo.
