El material empleado en este tipo de elementos dan los resultados clínicos para la contención del virus.
La pandemia cambió las dinámicas industriales del mundo, ya que todos los esfuerzos están volcados en impedir que el contagio incremente. La mano obrera del país también ha aportado en crear elementos de bioseguridad, tan efectivos como los termosellados.
Tanto las grandes multinacionales como el microempresas, han encontrado oportunidad de negocios a la par que ayudan al cuidado de las familias. Desde el revendedor de carros que ahora ofrece alcohol, hasta el dueño de una discoteca que vende tapabocas, son los claros ejemplos que durante y después de la pandemia el comercio tiene que reinventarse.
Estas nuevas ideas en el contexto del coronavirus se han visto afectadas por los mitos y tabúes que reinan en una sociedad que se niega conocer los pronunciamientos de las autoridades de salud, y que cada vez más le da crédito a las cadenas que inundan las redes sociales.
El tapaboca es el elemento más vendido en las últimas semanas en Colombia, pero este escenario no ha sido provechoso para las plantas textiles, que debido a la parálisis dejaron de confeccionar ropa y utilizaron la materia prima para manufactura estos elementos, y ahora se ven atacados por la importación masiva de tapabocas termosellado, que según son más seguros que los cosidos hechos en casa.
El análisis de una experta en temas clínicos deja claro que la marca o país de producción del tapaboca no es la garantía de prevención del virus, con que cuente con el material exigido, tela quirúrgica y antifluido, será suficiente para cuidar la salud de las personas.
LA NORMATIVIDAD DE LOS TAPABOCAS
Patricia Flórez Díaz, epidemióloga, hace unas precisiones en torno a esta herramienta de salubridad. La especialista parte desde la definición que da el Ministerio de Salud, hasta llegar en la aclaración de los mitos que lo rodean.
“El tapaboca es un dispositivo médico para contener material particulado proveniente de la nariz y boca, y proteger al usuario de ser salpicado por fluidos corporales”, agrega Flórez.
La profesional de la salud hace una distinción entre tapabocas convencionales y los antibacterianos. El primero cuenta con un filtro de tela, mientras el segundo es reforzado con un material propio.
“La materia prima con la que se confecciona el tapaboca, debe cumplir con unos lineamientos que respondan al control de riesgos en el uso. Se elaboran con elementos no filtrantes, una tela no tejida de poliéster y propileno, asimismo debe tener unos hilos limpios”, dijo la epidemióloga.
Patricia indica que la garantía de la efectividad del tapabocas es la calidad del producto y la asepsia del lugar donde se elabora. Reconoce que hay algunas microempresas que responden a los protocolos establecidos. Sin embargo advierte existen quienes le sacan provecho a la situación y engañan a las personas con utensilios fabricados sin los debidos cuidados, y comercializados en cualquier lugar.
Deben ser comprados en lugares y personas reconocidas, y además revisado antes de portarlo, especialmente si responde a los materiales que pide la normatividad.
Aunque las autoridades sanitarias han advertido que el uso de tapabocas en obligatorio en el país, hay quienes no lo portan, con el pretexto de que los clínicos están agotados, obviando el beneficio que aportan los cosidos.