El Alcalde del municipio ha indicado que la población está en riesgo de desaparecer. Las lluvias que caen en la región han debilitado el muro que protege la vía donde se encuentra en punto crítico.
El municipio de Salamina en el departamento del Magdalena, no solo debe enfrentar la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, sino que además tiene que hacer vigilancia para que el río no termine por llevarse el poco tramo de la carretera que conduce hacia la vecina población de El Piñón.
En el kilómetro 2,4 que divide a estos entes territoriales se gesta lo que según el alcalde de los salamineros, Luis Ramón Orozco, sería el generador de una calamidad incalculable. Se trata de la erosión costera que compromete 900 metros de un terreno inestable que en su momento funcionó como muro de contención.
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De llegar a terminar de debilitarse el área, las aguas arrastrarían con 300 mil hectáreas dedicadas al cultivo y a la cría de ganado, además dejando en alto estado de vulnerabilidad a 6 pueblos más que sufrirían graves inundaciones.
“Nosotros desde el mes de enero estamos enviando oficios a la Gobernación, a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a Corpamag y a Invias pero hasta la fecha ninguna de estos ha contestado. La erosión se está llevando la banca de la carretera y podemos quedar incomunicados en cualquier momento”, informó el mandatario local.
Asimismo se pronunció el personero municipal, Carlos Mario de la Cruz, quien dijo que la emergencia se agravó en horas de la madrugada de este viernes cuando los campesinos de la zona alertaron que alrededor de 50 metros de tierra acababan de caer al río.
“La situación está muy crítica, la carretera es cada vez más angosta por lo que el paso se hace más riesgoso. Hemos activado todas las alarmas y no se descarta la evacuación de las personas que viven en las fincas cercanas al punto, esto para evitar el mayor impacto en las vidas humanas. Esperamos que la Gobernación nos ayude, que no nos deje solos”, señaló de la Cruz.
Por otro lad.o, el Alcalde precisó que “hemos estado analizando el panorama y nos preocupa que si el agua se mete en esta pandemia sería el acabose para la región, quedaríamos en una situación de completa mendicidad”.
Esta socavación fue denunciada desde el año pasado y el alcalde saliente, José Nicolás Díaz, dejó unos estudios avaluados por $150 millones de pesos pero que a juicio de los expertos, carecen de profundidad para poder presentarlos de la mano de un proyecto macro.
Salamina también atiende otro punto crítico de erosión en el corregimiento de Guáimaro, donde la fuerza del río ha abierto un boquete en frente de la población, amenazando con invadir en cualquier instante. En este lugar sí se han adelantado obras hidráulicas para mitigar los efectos del fenómeno costero, pero dichos proyectos están bajo la lupa de los entes de control.
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Aunque el municipio tiene una baja incidencia del coronavirus, apenas reporta 14 casos, sus habitantes aseguran que hoy experimentan más intranquilidad por el río que por el brote, pues, siente que la inundación de 1950 se puede repetir si no se toman los correctivos necesarios.
En horas de la tarde se desarrolló un consejo extraordinario de gestión del riesgo para tomar medidas urgentes sobre la emergencia.
Con información de: La W