La gran preocupación de buena parte de los 833 mandatarios de los pueblos sin covid es lograr permanecer sin casos por un buen tiempo, por lo que pese a que les permitieron abrir algunas actividades a partir de mañana, muchos piensan en continuar con sus medidas extremas para que el virus no llegue de otras zonas vecinas que tienen casos.
La idea en algunos pueblos es mantener las barricadas en las entradas para seguir con el control estricto de los que ingresan, como ocurre en Santa Lucía, Atlántico, un pueblo de 16.000 habitantes.
“Aquí todo el mundo está pendiente de quién entra y sale, tenemos líneas abiertas las 24 horas y la gente avisa cuando ve que llega alguien de afuera”, dice la secretaria de Salud de Santa Lucía, Nezli Molinares.
En otros pueblos hay temor a abrir. Así le pasa a Victoria, Caldas, que con apenas 10.000 habitantes está en una encrucijada porque vecinos como La Dorada, Samaná, Marquetalia y Norcasia sí han tenido casos.
Su alcalde, Elkin Echeverry, considera la apertura, pero no total. “Los victorianos viajan mucho a La Dorada a comprar y vender ganado y realizar negocios, donde la situación es bien complicada”, comentó el mandatario.
Entre los victorianos tampoco hay un gran ánimo por la apertura, pues pese a que no hay casos, ven latente el riesgo.
“Muchos comerciantes están a punto de declararse en banca rota, pero aun así no presionan al alcalde para que abra, porque saben que eso es peor. Por ejemplo, la primera persona contagiada en Marquetalia, que llegó de otro lugar, tuvo que pasar necesariamente por acá”, indicó Eduard Guerrero, comerciante de Victoria.
El alcalde de Vetas, Santander, Hernán Bautista, asegura que le preocupa la iniciativa de reabrir los municipios donde no existan casos porque estos los ubicaría en un punto más vulnerable. “Vetas es el municipio más alto del país y en esta altura, tengo entendido, el virus permanece más tiempo” dijo.
Y en el municipio de Morales, en el sur de Bolívar, en donde tampoco han tenido casos, piden ayuda del Gobierno. “El hospital del pueblo está en ruinas y endeudado, y los centros de salud en los corregimientos están en grave estado; y pese a que no ha llegado la pandemia, no estaríamos en capacidad de enfrentar una emergencia de esa naturaleza”, advierte la concejala de Morales Osmeida Manrique.