Esta rama de la salud sabe que en el futuro será blanco del Covid-19, pues, su actividad amerita contacto cercano con la saliva del paciente. Los protocolos se redoblarán en los consultorios.
Las estadísticas no acompañan la reactivación de ciertos servicios de salud una vez se levante la cuarentena nacional, como por ejemplo las atenciones generales y estéticas de odontología. Los profesionales se consideran en alto grado de vulnerabilidad, ya que su exposición al atender a las personas los pone en contacto con el mayor vehículo transmisor del Covid-19, la saliva.
Al corte del 15 de mayo el Instituto Nacional de Salud (INS) indicó que el 5,3% de los casos coronavirus de Colombia correspondían al personal clínico, 760 en total, de los cuales 67 están el Magdalena. Esta cifra preocupa a cualquier especialidad de la salud, por lo que los protocolos en consultorios y centros de odontología y ortodoncia, deberán redoblarse una vez que se decrete el reinicio de toda la actividad.
Eusebio Montero es ortodontista e implantólogo, y sabe que lo que está por suceder puede generar grandes cambios no solo en la forma de trabajar sino también en los costos de los materiales utilizados y la afluencia de personas que harán un cese de los cuidados odontológicos por miedo al contagio, sin embargo, el conglomerado de especialistas garantiza el control del virus en sus salas y quirófanos.
“Los odontólogos estamos acostumbrados a tener unos mecanismos de bioseguridad muy estrictos, pero ahora con el Covid-19 tenemos otras medidas más rigurosas que nos van a permitir desarrollar nuestro trabajo con más cautela para proteger al paciente, a nosotros y nuestras familias. En este momento salió un traje en forma de overol que utilizaremos con otra bata quirúrgica más otros elementos”, indicó Montero.
Para el colectivo de odontólogos todas las formas de cuidado deben ser tenidas en cuenta permanentemente por lo que la presencia del virus es indefinida, siendo las máscaras, tapabocas, gorros, gafas y polainas, complementadas con el lavado de manos, armas para cumplir su misión pero sin infectarse.
La parte procedimental sufrirá unos cambios metodológicos dado que representan un grave riesgo y susceptibilidad para el contagio. “En el uso de aerosoles y las aspersiones será la rigurosidad, donde minimizaremos los riesgo ubicando cubículos protectores que impidan que se expanda el virus en el consultorio. Asimismo, se debe redoblar la esterilización de instrumentales, equipos y superficies”, puntualizó el ortodoncista.
Por otro lado, junto a las labores de bioseguridad en el área también existen otras modificaciones en lo que respecta a la atención del usuario. Montero dice que por un largo periodo se debe evitar las aglomeraciones en las salas de espera, recurriendo en este momento de emergencia a las citas previas.
“Antes de que venga el paciente nosotros lo llamamos y le hacemos un test con preguntas básicas para conocer su estado actual. Le consultamos si tiene tos o fiebre para que cuando llegue ya tengamos un 50% de prevención”, especificó Eusebio.
Un último aspecto que intranquiliza a los odontólogos es el incremento en el valor de algunos materiales que en su mayoría son importados. Estas alzas temen que afecte la afluencia de pacientes, dado que, proporcionalmente también variarán los costos por la atención. “Sin duda el factor económico se tiene que contemplar, antes una caja de tapabocas que costaba $9 mil pesos hoy está en $40 mil”, concluyó el odontólogo.