Más de 26 millones de estadounidenses se quedaron sin empleo.
El mundo está llegando a los 200.000 muertos por el nuevo coronavirus, mientras la ONU aúna esfuerzos internacionales para hallar una vacuna accesible a todos, única manera de poner freno a esta pandemia, que hunde además las economías.
Vencer a la actual pandemia, que obliga a la mitad de la población al confinamiento y expone al planeta a una recesión sin precedentes, supondrá el “esfuerzo de salud pública más masivo de la historia”, afirmó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Las vacunas deben ser seguras, accesibles y disponibles para todos, subrayó Guterres en una reunión virtual, en la que participaron los líderes de Francia y Alemania, pero no de China, cuna de la pandemia que surgió a fines de 2019, ni de Estados Unidos, que acusa a la OMS de no advertir suficientemente temprano de la crisis.
Mientras en Europa, la curva de contagios parece que entra en una fase descendente y en América Latina en una ascendente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una “colaboración histórica” para acelerar la producción de vacunas y tratamientos contra la COVID-19, explicó su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La carrera por encontrar el producto adecuado ya empezó en los laboratorios, con una media docena de ensayos clínicos, especialmente en Reino Unido y Alemania.
Sin embargo, una catástrofe oculta a otra: cerca de 400.000 personas más podrían morir este año de paludismo por los problemas de distribución de mosquiteras y de medicamentos que está ocasionando el coronavirus, alertó la OMS.
En Zimbabue, el número de casos de paludismo aumentó casi un 50 % respecto al año pasado.