Mientras tanto, el equipo continúa atrapado en un ciclo de ascensos, descensos y polémicas que han deteriorado su imagen ante la afición.
La incertidumbre vuelve a rodear al Unión Magdalena. Su máximo accionista, Eduardo Dávila Armenta, reconoció que mantener al club samario “ya no es negocio” y reiteró su intención de venderlo, una declaración que reavivó el descontento entre la hinchada y reabrió la discusión sobre el futuro del equipo.
“El equipo hay que venderlo, porque no es viable, y negocio que no es viable hay que acabarlo”, sentenció Dávila en entrevista con el periodista Pablo Vergara, dejando en evidencia que el Ciclón Bananero representa hoy más una carga económica que un proyecto deportivo.
El empresario, conocido por su carácter fuerte y su prolongado control sobre las riendas del club, aseguró que las pérdidas financieras hacen insostenible seguir al frente del Unión. Sus palabras contrastan con los discursos de años anteriores, cuando hablaba de construir un equipo competitivo y con visión a largo plazo.
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Una historia repetida
No es la primera vez que Dávila plantea la posibilidad de vender el club. En anteriores oportunidades, ya había expresado su disposición a desprenderse del Unión por 30 millones de dólares, una cifra que en el contexto del fútbol colombiano resulta poco realista y ha alejado potenciales compradores.
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Mientras tanto, el equipo continúa atrapado en un ciclo de ascensos, descensos y polémicas que han deteriorado su imagen ante la afición. Muchos hinchas acusan a la dirigencia de haber perdido el compromiso con la institución y de convertir al club en un negocio sin alma.
Otros, más radicales, aseguran que no volverán al estadio mientras él siga siendo el dueño, reflejando el creciente distanciamiento entre el club y su gente.


