A diferencia de las personas pesimistas.
Si una persona es optimista tendrá un
menor riesgo de sufrir de enfermedades coronarias y posiblemente vivirá más
años que un pesimista, sugiere un nuevo estudio publicado este viernes en JAMA
Network Open.
Contradiciendo el adagio de que “un
optimista es un pesimista mal informado”, los investigadores del Hospital
Monte Sinaí San Lucas de Nueva York analizaron 15 estudios que recogían datos
de más de 239.000 pacientes.
El comentario de los científicos luego
de analizar los datos obtenidos durante un período de 14 años fue claramente a
favor de los que ven el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.
“El optimismo se relacionó con un
menor riesgo de complicaciones cardiovasculares y el pesimismo se relacionó con
un mayor riesgo de estas complicaciones”, afirmaron los expertos del Monte
Sinaí.
Además del “menor riesgo
cardiovascular”, el estudio lanzó otro mensaje en favor de la mentalidad
positiva.
“La promoción del optimismo y la
reducción del pesimismo pueden ser importantes para la prevención de enfermedades”
en general, indicó el equipo de analistas dirigidos por Alan Rozanski.
Para reforzar sus argumentos, los
positivos podrán decir que ocho de los quince estudios se realizaron en los
Estados Unidos, cinco en Europa, uno en Israel y uno en Australia, por lo que
se puede decir que los resultados tienen un carácter global.
De los diez estudios que evaluaron la
relación entre optimismo y pesimismo y resultados cardiovasculares adversos,
nueve de ellos encontraron “un riesgo significativamente más bajo de
eventos cardiovasculares entre personas con altos índices de optimismo”.
Igualmente, de nueve estudios que
analizaron la visión positiva con diferentes causas de mortalidad apuntan, ocho
de ellos relacionaron a los optimistas con una “vida más larga”.
Los estudios evaluaron resultados
cosechados entre noviembre 2001 y enero de 2017 con personas de edades entre 19
y 93 años.
Para Rozanski, los estudios ofrecen un
nuevo e interesante campo de investigación.
“Los beneficios cardiovasculares y
psicológicos del optimismo hacen de ello una nueva atractiva arena de estudio
dentro del campo de cardiología del comportamiento”, dijo el investigador.
Los estudios futuros deberían tratar de
definir mejor los mecanismos de comportamiento biológico subyacentes a esta
asociación y evaluar el beneficio potencial de las intervenciones diseñadas
para promover el optimismo o reducir el pesimismo, indican los autores del
análisis.