Aseguran que el decomiso de los equipos como turbos es una buena acción, pero lo mejor sería acabar con ‘el desorden’ en zonas residenciales donde varias familias han tenido que mudarse.
“Es una verdadera aberración, eso no es cultura’”, así describen varios vecinos del sector de Pescaíto la situación que existe con los llamados ‘Patio rumberos’, los cuales se han convertido en focos de contaminación auditiva y hasta inseguridad.
Varios de los habitantes del sector de Pescaíto, manifiestan que desde que esos negocios han sido colocados en casas que se encuentran en alquiler, su tranquilidad acabó.
Carmen Curvelo, residente en el sector desde hace más de 70 años, manifestó estar de acuerdo con las acciones de control y operativos de seguridad y contra el ruido que ha adelantado la Alcaldía de Santa Marta.
“Ya esto no es como antes, yo tengo 74 años de vivir en Pescaíto, pero esto que se está viviendo es una porquería. Desde las 9:00 de la noche es una maratón de muchachos, muchas, de todo, a veces amanecen botellas regadas en los pisos, piedras hechas miga, hasta sangre, porque esto es un desorden”, manifestó.
#SantaMartaSMAD Carmen Curvelo, residente Pescaíto pide que sigan los controles por altos volúmenes en 'patios rumberos'. Habla de algunas de las afectaciones que causa esta situación. pic.twitter.com/vrpGGIWtlg
— SANTA MARTA AL DÍA | NOTICIAS (@SantamartaAD) September 14, 2022
Otros vecinos que prefieren por seguridad no revelar su identidad aseguraron que, “el ruido lo afecta a uno en la tranquilidad, por mucho que uno les pida que bajen el volumen no lo hace. A los dueños de los turbos no les interesa bajar el volumen”.
En la calle 5 del barrio Pescaíto, los vecinos aseguran que las casas se sienten que tiemblan por el ruido que generan los turbos que se concentran al interior de los patios rumberos.
“No se puede dormir, no se puede ver televisión, no se puede hablar, no se puede nada. Hay personas que se le sube la presión, los nervios se le alteran y es que no hay un fin de semana de tranquilidad, llueva truene o relampaguee”, detalló otra habitante la zona.
Los afectados ven con preocupación, que ya varios de sus vecinos han tomado la decisión de mudarse e inclusos algunos han vendido sus casas.
“Los operativos deben seguir, me pareció fantástico que ya los hayan comenzado. Porque desafortunadamente los turbos están con los volúmenes muy altos y eso ya no lo podemos seguir permitiendo”, acotó otra vecina.
De acuerdo con otro habitante de Pescaito, los controles deben ser permanentes y limitarlos, “porque todos nos perjudicamos con la buya, no hay un control de parte de ellos y eso también nos perjudica, siempre está la presencia de una alta multitud que no respetan las casas, se orinan las terrazas y además dejan la basura en las calles”.
Sobre los altos volúmenes insistió que es el mayor problema que tiene desde hace más de un año.
“No podemos estar en las casas con tranquilidad hablando con la familia, porque simple y sencillamente no se puede. Todo el día es algo que no nos da tranquilidad, está bien que se hagan los controles, los patios están legales, pero deben ser controlados”, finalizó.
Los vecinos de Pescaíto están de acuerdo con que se sigan haciendo operativos de control contra el ruido en ese sector de la ciudad, donde los patios rumberos están enfermando a la comunidad.
