La furia desatada por el crimen de la pequeña Shelsy llevó a los habitantes de Mingueo a tomar la justicia por su cuenta: capturaron, retuvieron y asesinaron al joven que señalaban como responsable, pese a que nunca llegó ante las autoridades.
En Mingueo, La Guajira, la indignación colectiva derivó en un brutal acto de justicia por mano propia. El joven señalado por la comunidad como el presunto responsable de la muerte de la niña Shelsy Navarro Ojeda, nunca llegó ante las autoridades, su destino se decidió en las calles del corregimiento.
Los habitantes del sector lo capturaron, y sin esperar verificación oficial ni pruebas, lo golpearon y amenazaron desde el primer momento. Pues para ellos, un solo hecho era suficiente para declararlo culpable: vivía en la vivienda donde fue hallado el cuerpo de la menor. El hombre negó la responsabilidad y aseguró que “un amigo” estaría implicado y sería el verdadero responsable de este crimen tan atroz.
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Cuando la Policía intentó intervenir ya era demasiado tarde. La comunidad habría decido trasladarlo a la parte alta del pueblo donde permaneció amarrado y detenido mientras exigían una confesión que nunca llegó. Minutos después acabaron con la vida de este joven en medio del ajuste de cuentas comunitario.
Su cuerpo fue abandonado en zona rural, acompañado de un cartel que lo señalaba como el presunto responsable del crimen de la menor. Para los habitantes este mensaje es solo una advertencia para aquellas personas que pretendan atentar con la tranquilidad del corregimiento: en Mingueo, la justicia “se paga con la vida”.
Hasta el momento las autoridades no se han pronunciado por lo sucedido y ahora las instituciones deberán demostrar que aún pueden ejercer autoridad en un territorio donde la gente decidió dictar sentencia por su cuenta.


