Las víctimas de la tragedia redireccionaron su camino para aprovechar la nueva oportunidad de continuar en el mundo.
Como un portal oscuro del pasado, lleno de malos recuerdos y pesadillas, es la tragedia de aquel 6 de julio de 2020, donde murieron 45 personas y quedaron 22 heridas tras la explosión de un camión cisterna en Tasajera.
Al cumplirse tres años, varios sobrevivientes han decidido pasar página, tomando esta nueva oportunidad de vida, como un tesoro valioso del que se debe aprovechar cada minuto, siendo responsables de sus acciones.
Es el caso de Mauricio José Martínez Rada, un joven de 28 años, que ‘milagrosamente’ sigue caminando por las calles del municipio, pero esta vez con un nuevo propósito.
“Cuando el camión explotó parte de mi cuerpo estaba en llamas, había mucha gente tratando de escapar, pedía ayuda, pero nadie respondía por el pánico”, expresó con la mirada perdida ante aquel recuerdo.
Aunque estaba rodeado de varias personas, se sentía solo, con la necesidad de tomar fuerzas para poder seguir luchando y liberarse de aquel fuego que amenazaba con terminar su vida.
“Los carros no eran capaces de llevarnos, así que tomé la única moto que estaba ahí, la de mi primo, esa que nadie se atrevía a conducir, asumí el riesgo y decidí luchar para salvarme”, continuó relatando.
Su historia emprendió un rumbo que nunca pensó, tras aquella mañana de tiempos de pandemia, en la que dejó su lugar de trabajo, por ir a buscar la forma de conseguir recursos para ayudar a su madre, que estaba enferma.
“Mi madre, que hoy ya no está conmigo estaba muy mal, no podía caminar, debía comprarle pañales y medicinas; nunca iba a esos accidentes, pero ante la necesidad decidí ir cuando un primo llegó a buscarme”, dijo.
Ese día casi deja a su madre sola, sin su enfermero de confianza, quien siempre esperaba su regreso del trabajo.
“Afortunadamente, logré llegar al hospital de Puebloviejo, ardiendo en llamas, donde pudieron estabilizarme, trasladarme hasta la Clínica Mar Caribe y posteriormente a Bogotá”, siguió contando.
Los médicos le diagnosticaron quemadura de tercer grado en 65% de su cuerpo y aunque su estado era delicado, logró librar la batalla después de dos meses de duros procedimientos y terapias.
Ahora es un hombre nuevo, que se dedica a trabajar en el parador turístico de Puebloviejo, resaltando los más bellos paisajes del Magdalena.
Esta pasión y amor lo ha llevado a pensar mucho más allá, por lo que plasma su conocimiento y lo comparte a través de su página Tasajera TV.
“Mi vida cambió y aquí estoy gracias a Dios, saliendo triunfador ante aquella pesadilla que pude haber evitado”, concluyó.
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Por otra parte, está Jorge Orozco, de 30 años, un joven que también fue víctima de esta tragedia y sufrió quemaduras en el 75% de su cuerpo.
“En esa época la estábamos pasando mal porque nadie nos compraba nuestros artículos en la carretera por la pandemia del Covid-19, así que vimos una oportunidad de obtener ingresos en aquel accidente”, cuenta Jorge.
El afectado duró cinco meses recuperándose en un hospital de Bogotá y en la actualidad vende pasabocas como rosquitas en las calles, para ayudar a su familia y poder comprar lo necesario para aliviar las molestias de las quemaduras.
“Me estoy rebuscando para comprar un aire acondicionado, porque las altas temperaturas hacen que la piel me pique mucho”, expresó.
Con lo que ha ahorrado ha adecuado su habitación teniendo en cuenta el cuidado que debe tener; sin embargo, aún le falta y agradece a las personas que le puedan colaborar.
Así como Jorge, aproximadamente cinco personas más, víctimas de la tragedia, también se encuentran vendiendo pasabocas en el peaje de Tasajera, para solventar las necesidades que les pone la vida.
Sin duda, estos sobrevivientes son seres afortunados que conocieron el valor de la vida, al estar al filo de la muerte, logrando vencerla desde un desafío lleno de sufrimientos, pero aún más voluntad.
Ahora caminan por las calles de su pueblo con la piel marcada que le recuerdan lo valientes que fueron al enfrentar los dolores, y secuelas con las que aún siguen batallando.
Estos hombres hoy tienen un nuevo estilo de vida y ante lo que enfrentaron le hacen un llamado a los jóvenes para que no participen en este tipo de actos donde saquean camiones, ya que no quieren que esta historia se repita.
La historia quedará marcada con este acontecimiento que enlutó a un pueblo de pescadores, pero también con la resiliencia de los valientes que lograron renacer entre aquellas llamas, que apagaron la esperanza de cientos de familias.
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