Finqueros de la región se unieron para hacer sus propios trabajos de mitigación.
Los salamineros tienen un sentir común: ha habido negligencia del estado para tratar erosión fluvial en su municipio. La población asegura que la lentitud y la poca importancia con que han tratado la problemática que se vive han dado pie a que se aproxime el caos.
Desde el año inmediatamente anterior se han estado realizado obras de dragado, se ha instalado espolones, murallas, todo con el fin de detener las embestidas del río y evitar que siga colapsando en el sector del ferry, pero todo ha sido en vano. La socavación continúa y con más fuerza.
Ante la presunta “parsimonia” del estado, los salamineros decidieron actuar por su tierra y no dejar en manos de foráneos su suerte.
En ese sentido, dueños de fincas que han visto poco a poco como sus tierras son consumidas en segundos por el agua del río Magdalena, decidieron unirse y contratar, a personal pagado por ellos mismos, para que hagan obras artesanales que contengan al afluente.
“Ha habido negligencia por parte del gobierno municipal. No han hecho las obras necesarias para contener el río. Ya el afluente ha arrasado con 3 hectáreas de mi finca”, manifestó el señor William Orozco, finquero de Salamina.
A la fecha en el municipio ribereño se han realizado inversiones por casi 36 mil millones de pesos, que no han servido, dado que no son soluciones de fondo.
“Se pusieron a dragar la Isla Tamarindo que es la que nos tiene jodidos y las máquinas duraron más dañadas que haciendo algo. Trajeron una maquinaria obsoleta que duró detenida en la mitad del río sin hacer nada”, aseveró Adalberto Bolaño, director de obra artesanal.
El secretario de Gobierno de Salamina, Jaime Solano, aseguró a Santa Marta Al Día que el dragado a la Isla del Tamarindo no cumplió su función, dado que la isla contaba con 48 hectáreas de extensión longitudinal y hoy tiene 55 hectáreas, es decir, ha crecido sustancialmente su superficie.
Según el secretario, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres -UNGRD- sí ha estado presente, pero las obras no han sido eficaces.
“El río tiene un proceso erosivo que no para, que avanza las 24 horas los 7 días de la semana, no es justo que en medio de una emergencia la Unidad se dé el lujo de descansar un sábado, un domingo y trabajar únicamente cinco días”, aseveró Solano.
La comunidad al ver que las obras no avanzan con una velocidad expedita, comienza a hacer intervenciones artesanales que a su modo de ver han detenido la erosión desde el último evento que se presentó el pasado 13 de octubre.
“Estos son unos trabajos que en Salamina siempre se han hecho y han dado resultados para salvaguarda la vida de los ciudadanos, estamos haciendo un cercado con sacos al frente del terraplén para que la corriente no logre pegar y erosionar”, aseguró Adalberto Bolaño, director de obra artesanal.
¿Las obras artesanales si están siendo efectivas?
Pese a la buena intención de la comunidad de no quedarse con los brazos cruzados viendo como el río se va comiendo su tierra, expertos de la Universidad del Magdalena han manifestado que estas obras a largo plazo podrían agravar la emergencia.
“Esas intervenciones artesanales, de acuerdo con lo explicado por la Universidad del Magdalena, lejos de ser una solución definitiva en muchos momentos pueden tener un efecto contrario a lo que se espera”, manifestó el secretario de Gobierno de Salamina.
El funcionario informó que, en Salamina la orilla a la altura del ferry contrario a estar llano como comúnmente pasa en los cuerpos de agua, tiene profundidades de hasta 35 metros producto de la socavación que ha sufrido el sector por causa de la Isla Tamarindo que ha desviado la corriente.
“En este sector la comunidad ha hincado unos pilotes de madera que máximo pueden tener 10 metros, es decir que esos pilotes que están poniendo a gran cantidad lo que hace es resquebrajar esa franja de terreno que es débil (material arenoso) que no soporta ese tipo de impactos”, aseveró Solano.
En ese sentido, contrario a ser una medida de mitigación las obras podrían generar más socavación del terreno, ocasionando que se sigan perdiendo metros de tierra.