Recientemente apareció un llamativo personaje que salió a las calles a pintar los huecos. Y entre la oscuridad de la noche detalló entre 250 y 300 cráteres en las calles, algunos ignorados en el plan de reparcheo.
En la ciudad no hay una calle que no esté resquebrajada, hundida y agrietada, las principales avenidas se han convertido más en pistas de deportes extremos antes que cualquier ruta para transitar. Y los que sufren son los vehículos, los cráteres han dañado desde llantas hasta defensas, sin dejar de reconocer los accidentes que provocan los huecos en la vía pública.
Hasta el 2019 la Unión Temporal ‘Concesión Santa Marta 2000’, controlaba la malla vial de la ciudad, usufructuando esta renta pero generando pocas soluciones porque las inversiones para el mejoramiento de la misma eran escasas. Desde entonces y hasta la fecha, la Empresa de Desarrollo Urbano Sostenible (EDUS), una entidad del gobierno municipal, al igual que los de antes ha dejado deudas con el mejoramiento de las vías. La intervención de Rugeles, la demora en el visto bueno de la entidad que desembolsaría el dinero, el cambio en el fórmula para establecer los ingresos por la sobretasa a la gasolina y la pandemia, fueron las excusas para la demora en estas obras que no dan esperas.
El 23 de julio de este año se lanzó el proyecto de ‘Reparcheo’ el cual contempla el cambio de 120 placas dañadas en alrededor de 3 mil metros cuadrados, y 1.3 kilómetros de la vía al Ziruma. Según la EDUS este proyecto debe ser ejecutado en 4 meses y tiene un costo de $2.500 millones de pesos, no obstante, el informe presentado ante el concejo por el distrito, esos mismos trabajos debían costar $1.657 millones, algo así como $843 millones de diferencias. En síntesis no se sabe a ciencia cierta cuánto están invirtiendo.
Y como casi todas las obras del distrito exceden en tiempo, esta no podía faltar, porque ya el rango establecido para terminar el reemplazo del asfalto se cumplió y las 19 vías principales que prometieron arreglar siguen en las mismas condiciones. Y en honor a la verdad, en julio prometieron 130 huecos a subsanar pero en el papel aparecen 120.
Y aunque prometieron que no afectarían la movilidad con la implementación de estos arreglos, no ha sido así. Las vías, donde seguramente se demorarán más tiempo, están intransitables. Los trancones no cesan, y en una ciudad donde circulan por lo menos 71 mil vehículos al día es imposible lograr un desplazamiento normal.
Recientemente apareció un llamativo personaje que salió a las calles a pintar los huecos. Y entre la oscuridad de la noche detalló entre 250 y 300 cráteres en las calles, algunos ignorados en el plan de reparcheo. El misterioso denunciante bautizó los huecos e hizo responsable al gobierno de Fuerza Ciudadana del deterioro de la malla vial.
No se sabe qué pasó, pero lo cierto es que luego del pintoresco reclamo, como por arte de magia, empezaron los frentes de trabajo, algunos avanzan lentos y otros rápido, pero todos atrasados porque se avecina la temporada decembrina y el flujo de vehículos aumentarán y el caos será peor. ¿Por qué esperar hasta fin de año para hacer lo que durante la anualidad se comprometieron?