En las cárceles de Colombia se esconden historias que pasan desapercibidas ante una multitud de conciencias cauterizadas y negadas a creer en la resocialización.
Los que han visitado alguna cárcel del país han podido interpretar que dentro de los penales se desarrollan formas propias de comunicación, códigos exclusivos que van desde la forma de vestir hasta el simple hablar. Parecen espacios repetidos con diferentes personajes.
El centro penitenciario Rodrigo de Bastidas de Santa Marta no se escapa de esta realidad nacional. Quienes ingresan todos los fines de semanas se acostumbran al ritual previo. El registro, la requisa, la huella y la firma son las 4 instancias que los separan del mundo real.
Al cruzar la segunda reja se observa las crisis que enfrenta el sistema carcelario de Colombia, los alto índices de hacinamiento son innegables. El penal de la ciudad tiene capacidad para 312 personas, pero recluye a 1.353, con una sobrepoblación del 333%. En estas condiciones se deben buscar maneras para afrontar la soledad y el abandono.
Del número total de internos solo 472 han recibido condena, el resto esperan por definir su libertad, 881 reclusos entraron, pero no saben cuan van a salir. Hasta el 2019 78 mujeres y 1.275 hombres fueron reportados al interior.
Dentro de este universo de individuos sindicados, procesados y condenados, se resaltan las historias de superación de Eder José Cañate, Judith Brassard y Jimmy Zapata, 3 presidiarios que han aprovechado las oportunidades que el centro les brinda para dejar atrás los errores de la vida y empezar de 0.
EL CAMIONERO PRESO
Eder José Cañate lleva 15 meses privado la libertad. Todos los fines de semana cuando llega su esposa lo pone al tanto de los pormenores de su familia y desde allí busca la manera de darle instrucciones que alcancen toda la semana, así como dice la salsa “déjame un beso que me dure hasta el lunes”.
Muy poco habla del por qué está preso, pero sí habla de los planes que tiene para cuando salga. Estudió administración de empresas, pero la vida lo obligó a conducir un camión. Cañate hizo parte de los diplomados que dictó la Universidad del Magdalena a internos y miembros del Inpec y nuevamente se le encendió la ilusión de emprender. “Con las nuevas pedagogías podré sacar adelante a mi familia”.
LA ‘PROFE’ CANADIENSE
Solo basta googlear el nombre de Judith Brassard y de inmediato aparecen un sin número de publicaciones que dan cuenta de la razón por la que esta canadiense está detenida desde hace 11 años.
A Brassard un juez de la república la condenó a 28 años de prisión por ser la presunta autora intelectual del asesinato de su esposo, Felipe Rojas Gnecco, en 2006. Una historia de intenso amor que nació en Canadá finalizó con este confuso crimen por el que la sindicada hoy purga una condena. Brassard fue llamada como ‘la viuda negra’.
La ‘Profe’, como la llaman las internas y hasta los guardias, defiende su inocencia, pero mientras esta se comprueba no ahorra esfuerzo por brindarle apoyo académico a sus compañeras, que la miran con respeto y admiración. Las celdas se han convertido en un nuevo escenario para fortalecer la vida de las que llegan asumiendo dolores propios del encierro.
EL ‘COYOTE’ QUE AHORA ES PASTOR Y LÍDER ESPIRITUAL
La resocialización es un proceso que se vale de cualquier herramienta para llegar. Jimmy Zapata, para los encarcelados es un líder espiritual. El que hasta hace unos años se conocía con el alias ‘Coyote’, y actuaba como jefe de finanzas de ‘Los Nevados’, hoy en día se ha convertido en un pastor evangélico.
Todos lo ven con admiración, pero sobre sus hombros pesan los delitos de concierto para delinquir agravado y homicidio agravado, culpado de ser el responsable del asesinato de la investigadora del CTI, Judith Álvarez en hechos ocurridos en noviembre de 2007.
Pero su historia ha cambiado, ‘Un grito tras las rejas’, es la revista que viene liderando Zapata y que llega a su quinta edición. Este espacio ha sido abierto para dar a conocer la vida de los privados de la libertad. “Recuerda que desobedecer a Dios y a nuestros padres no es la mejor opción y que delinquir no paga”, es el estilo de los aforismos más comunes en las páginas.
La cárcel es más que lo que muestran las series o programas de televisión, allí cada cabeza busca cómo reinventar su vida, otros están echados a la pena y no faltan los que planean la forma de continuar en el error. Sin embargo, más son los que quieren cerrar esta triste capítulo de su historia.