Las investigaciones revelan que el licor mortal que causó la muerte de 11 personas se elaboraba en un predio administrado por la SAE, lo que genera cuestionamientos sobre el control de propiedades estatales y la seguridad en su uso.
El caso del licor artesanal que provocó la muerte de 11 personas en el sector El Boliche, Barranquilla, sigue generando conmoción. Tras la tragedia registrada el martes 23 de septiembre, las autoridades confirmaron que la bebida, conocida como cococho, contenía alcohol metanol mezclado con agua y se comercializaba de manera masiva a bajo costo entre población vulnerable.
Nuevas investigaciones de la Policía Metropolitana de Barranquilla revelaron que el lugar donde se fabricaba la mortal mezcla funcionaba en una vivienda administrada por la Sociedad de Activos Especiales (SAE).
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En ese sitio, un hombre identificado como Nicolás Manuel Medrano preparaba el licor en botellas plásticas para luego venderlo en las calles de barrios populares.
Tras el hallazgo, la Policía activó allanamientos en diferentes sectores reconocidos históricamente por la producción de licor adulterado, como Las Nieves y Rebolo, y decomisó insumos para su fabricación. Mientras tanto, las autoridades sanitarias mantienen el Puesto de Mando Unificado (PMU) activo para atender posibles nuevos casos de intoxicación.
Las investigaciones continúan, y se espera que en los próximos días se determinen las responsabilidades legales de los implicados en la tragedia que hoy enluta a la capital del Atlántico.
