La disputa sería por una deuda entre narcotraficantes, quienes presuntamente contrataron a las disidencias para secuestrar al niño y presionar por el pago.
El secuestro y posterior liberación del niño Lyan Hortúa Bonilla en el municipio de Jamundí, Valle del Cauca, ha dado un giro inesperado e involucrado a bandas del narcotráfico que operan en este departamento, según un informe de la revista Semana.
El informe de este medio de comunicación revela que presuntamente, la orden del secuestro del niño vino del delincuente Diego Rastrojo, para presionar el pago de una antigua deuda millonaria.
El objetivo eran sus padres
El objetivo inicial habría sido secuestrar a Jorsuar Suárez, padrastro de Lyan, o a la madre del menor, Angie Bonilla. Sin embargo, los criminales optaron por llevarse al niño, de apenas 11 años.
La información indica que este delincuente habría contratado a la estructura criminal conocida como disidencia ‘Jaime Martínez’, brazo armado de las antiguas Farc, para que ellos fueran los secuestradores del menor, según el informe periodístico.
Lea también: Lyan pasó cuatro días amarrado antes de que su familia decidiera pagar por su rescate
Una millonaria suma por la liberación
Según lo revelado por Semana, los captores pedían por la liberación del niño, 37.000 millones de pesos, de los cuales, la familia del menor habría hecho un pago de una cuota de 4.000 millones, dinero que se encargó de pagar, Antonio Cuadros, familiar de Jorsuar Suárez, padrastro de Lyan, quien fue asesinado en la mañana de este jueves.
Un asesinato que deja más incógnitas
Cuando se creía que todo era felicidad en la familia del pequeño, se conoció que Antonio Cuadros, familiar de Jorsuar Suárez, quien fue el encargado de darle el dinero a los captores, fue asesinado por sicarios en el barrio Bretaña, en la comuna 9 de Cali; por lo que las autoridades investigan si esto estaría relacionado con el secuestro.
Le puede interesar: 18 días después: Petro se pronuncia sobre el secuestro del pequeño Lyan y pide su liberación
Una deuda con el narcotrafico
Contnuandocon el informe de Semana, este indica que Angie Bonilla, madre del menor, habría gestionado bienes como supuesta testaferra de Diego Rastrojo y de su expareja José Leonardo Hortúa, alias ‘Mascota’, quien sería el padre biológico de Lyan. La muerte de este hombre y la extradición de Rastrojo dejaron en el aire el destino de las propiedades, lo que motivó al peligroso delincuente a ordenar el cobro a través del secuestro.
Ante este informe, la familia ha insistido en que tiene negocios dentro del marco legal y han negado nexos con estructuras criminales. Serán las autoridades las que investiguen qué es lo que hay realmente detrás del secuestro del pequeño Lyan.
