La muerte de Rafael Caro, de 16 años, al intentar entrar a una base militar en La Lizama, una zona rural del departamento de Santander (este), desató una polémica en Colombia tanto por la actitud del joven como por la respuesta militar.
En las redes sociales han circulado vídeos desde el pasado domingo en los que se ve a Caro junto a otros amigos enfrentando a los soldados que se encontraban patrullando la zona.
Su muerte se produjo cuando intentó ingresar en actitud amenazante a la base militar, situada en un punto neurálgico de las carreteras del departamento, y los soldados respondieron a su entrada con disparos disuasorios.
Según informó el martes el fiscal general encargado de la Nación, Fabio Espitia, la muerte se produjo por el rebote de un disparo de fusil disuasorio que un soldado hizo al suelo y que impactó en el cuerpo del joven, quien falleció una hora después.
Esta hipótesis la confirmó este miércoles el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, que reveló la necropsia y en la que resaltó que Caro resultó herido al recibir un disparo que impactó primero en el piso.
Sin embargo, en declaraciones a la prensa local, la madre del joven fallecido se preguntó por qué los militares no inmovilizaron a su hijo en vez de matarlo.
“Esto no se hace, yo sé que mi hijo era altanero, era rebelde, pero si habían tantos soldados en la base cuando él ingresó ellos podían, si querían, inmovilizarlo. Péguenle un tiro en un pie, inmovilícenlo, había muchos, muchos soldados ahí”, dijo entre lágrimas.
Además, de acuerdo con sus familiares, el joven habría tenido previamente discusiones con los mismos soldados que en esos momentos se encontraban realizando labores de registro en los alrededores de la base.
Para esclarecer la muerte, el ministro de Defensa, Guillermo Botero, ordenó una investigación sobre los hechos ocurridos en esa base militar.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa aseguró que continuará colaborando con el Ejército para “esclarecer el caso” y ambas instituciones reiteraron “su compromiso con el respeto por los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario”.
A todo ello se suma la investigación que está llevando a cabo la Justicia Penal Militar, encargada de las indagaciones al tratarse de hechos ocurridos en servicio.
El Ejército resaltó en un comunicado que el autor del disparo “accionó su arma de dotación ocasionando una herida al sujeto”.
“Este comando lamenta informar que el joven fallece horas más tarde en una unidad médica del sector” y que estaba “reaccionando a la agresión recibida”, señaló la institución.
La vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, publicó un video de los jóvenes increpando y arrojando piedras a un militar y dijo que “los rufianes que tratan así a la fuerza pública deben saber que los soldados y policías no están solos y deben hacer valer su autoridad y hacer respetar el uniforme que portan”.
“Colombia no quiere ver a sus soldados intimidados por rufianes armados de piedras exigiendo derechos”, agregó Ramírez en un mensaje en su cuenta de Twitter que causó polémica y que ya acumula más de 3.000 respuestas.
Por otro lado, el líder opositor Gustavo Petro, del izquierdista movimiento Colombia Humana, criticó el mensaje de Ramírez y comparó la actitud de la vicepresidenta con la llamada “operación Orión” en la comuna 13 de Medellín, que dirigió en su época de ministra de Defensa.
En esa operación, ocurrida en 2002, las autoridades buscaban expulsar de esa localidad de Medellín a grupos ilegales, hecho que, según organismos de defensa de los derechos humanos, dejó numerosos desaparecidos y se hizo en colaboración con grupos paramilitares.
La polémica por la muerte de este joven en Santander se da pocos meses después del asesinato del exguerrillero de las FARC Dimar Torres en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.
Tras la investigación por la muerte de Torres, el militar responsable, un cabo del Ejército, fue imputado por su homicidio.
Tomado de El Universal