La Empresa de Servicios Públicos del Distrito no ha iniciado con el plan de contingencia para hacerle frente al fenómeno del niño.
La escasez de agua potable en Santa Marta ya empieza a pasarle literalmente factura a los samarios, que, en la búsqueda de contar con el preciado líquido en sus viviendas, se ven obligados a pagarle a particulares.
Aunque para la ciudadanía no es nada de nuevo, este año el fenómeno del niño ha llevado la problemática a tal extremo, que algunos barrios de la zona urbana ya suman más de 45 días sin recibir el líquido vital.
Los barrios que más sufren esta lamentable problemática, son los que se encuentran ubicados en adyacencia a la vía alterna al Puerto, entre ellos San Jorge, San Martín, Juan XXIII, Ensenada, Alfonso López, Nueva Jerusalén, entre otros.
El panorama en esa zona de la ciudad es crítico. Mujeres embarazas, niños y adultos mayores, cargando canecas de agua para poder cocinar y tener para suplir las necesidades básicas del hogar.
“No tenemos de otra que armarnos con tanques, carretas y canastas, para poder tener agua en nuestras casas; no podemos dejarnos morir de sed”, dijo un residente del barrio San Martín.
La misma situación se vive en la zona oriente de la capital del Magdalena, aunque un poco menos severa. En el Once de Noviembre, Timayui, Los Alpes, La Esmeralda, Buenos Aires y otros barrios vecinos, la única forma de hacer llegar a las viviendas es a través de turbinas.
María Eugenia, El Pando, Pastrana, San Pablo, Martinete, Corea y decenas de barrios más, corren la misma suerte.
Esta situación ha llevado a que algunos samarios encuentren en el agua potable ‘un negocio redondo’. Ante la falta del preciado líquido, aumentó la demanda para los vendedores de agua, especialmente para los carrotanques y quienes ofrecen el servicio con turbinas.
Lo anterior, ha ocasionado que la ciudadanía salga a las calles de la capital del Magdalena a manifestarse ante la “inoperancia” de la empresa encargada de abastecer de este servicio a los samarios.
Lo más preocupante de todo, es que la Empresa de Servicios Públicos del Distrito –Essmar-, actualmente intervenida y en manos de EPM, no ha activado los planes de contingencia para hacerle frente al fenómeno del niño.
“La sequía se agudiza y la gente de la Essmar se hacen los oídos sordos. Por lo menos, antes nos llegaba dos o tres veces por semana, pero sabíamos que podíamos contar con el servicio”, concluyó un ciudadano.
Finalmente, es preciso indicar que, desde la Alcaldía de Santa Marta y la Gobernación del Magdalena están trabajando en un proyecto que busca solucionar definitivamente el desabastecimiento del preciado líquido en la ciudad.