Este martes la “madre de las iglesias de Colombia” celebrará la primera misa presencial en Santa Marta, desde que se decretó el aislamiento por coronavuirus.
La casa del señor abre sus puertas para recibir a los feligreses después de los meses en que el confinamiento fue obligatorio a causa del Covid-19.
A las 10:00 de la mañana la Catedral oficiará la primera misa presidida por el Obispo de Santa Marta, Luis Adriano Piedrahita Sandoval.
La misa será concelebrada por algunos de sus sacerdotes y un pequeño número de fieles, como manifestación de la presencia total de la Iglesia (Obispo, sacerdotes y laicos). Es el momento para consagrar el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y bendecir además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y los que se van a bautizar).
En esta festividad además recibirán la ordenación presbiteral los diáconos Jorge Garzón y Manuel Muñoz, quienes recibieron su formación inicial hacia el sacerdocio en el Seminario Mayor San José y pastorean actualmente las comunidades del Divino Niño en Fundación y la Candelaria en Media Luna Magdalena, respectivamente.
Debido a los protocolos de bioseguridad para prevenir el contagio del Covid 19, luego del acompañamiento de las autoridades competentes, asistirán sólo 50 personas, entre ellas Monseñor Luis Adriano, algunos sacerdotes, los dos ordenandos y familiares, servidores y el ministerio musical.
El resto de creyentes podrá seguir la ceremonia a través del Facebook Live de la Emisora Voces 89.4 F.M. y del Canal de YouTube de la Diócesis de Santa Marta.
Es bueno aclarar que, en la Palabra de Dios se nos invita a recordar nuestra dignidad de ungidos y llamados por Dios a una vida de santidad en la alegría del Servicio, por ello nuestro Obispo y su presbiterio, renovarán sus compromisos sacerdotales para seguir acompañando al pueblo con caridad pastoral.
Los fieles, tanto por la misa crismal, como por la ordenación de los padres Jorge y Manuel, están llamados a acompañar con la oración la voluntad de seguir siendo buenos pastores del rebaño que el Señor les confía, de manera que sean guías de la comunidad según el corazón amoroso de Dios.