Antes que la crisis sanitaria por el coronavirus obligara al gobierno colombiano a cerrar la frontera con Venezuela, cruzaban a diario unas 40.000 personas por el Puente Internacional Simón Bolívar, que comunica a Villa del Rosario con San Antonio del Táchira.
Una vez que los contagios por la COVID-19 se dispararon en el país, el cierre de la frontera se hizo necesario para contener la expansión de la enfermedad, las trochas se convirtieron en la alternativa para decenas de familias que querían llegar a territorio colombiano en busca de ayuda o para seguir hacia otro país, en el sur del continente.
Ante la difícil situación que podría generarse por la reapertura de la frontera al dispararse el flujo de migrantes, el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, propuso la creación de la Gerencia de la Migración en la Frontera.
“Sería un mecanismo con el que podríamos articular todos los esfuerzos que desde distintos sectores se hacen para atender a los migrantes y encaminar mejor los recursos que se destinan a esta importante población que a diario llega a la ciudad en busca de ayuda, de oportunidades laborales o de espacios de inversión”, según Yáñez.
Integraría los esfuerzos que hace la Gobernación de Norte de Santander y sus secretarías de Gobierno y Fronteras, Migración Colombia, Dian, Policía, Ejército, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Cámara de Comercio de Cúcuta, las alcaldías de Cúcuta, Villa del Rosario y Puerto Santander, empresarios y organismos de cooperación internacional.
“En la última reunión en la que estuvimos presentes los que tenemos que ver con el tema de la migración, manifestamos la preocupación que nos asiste por la situación social, económica, ambiental y de seguridad que se vive en la frontera, y ante una posible reapertura de los puentes internacionales bajo las condiciones actuales de pandemia que vive el mundo”, reiteró.
En criterio del alcalde, no es lo mismo controlar 200, 500 y 1.000 personas que están pasando a diario por las trochas, que las 15.000, 20.000 o 40.000 que podrían llegar a Cúcuta si se abren los pasos fronterizos legalmente habilitados mediante el registro biométrico complementado con las bases de datos donde deben aparecer la experiencias de formación y expectativa de permanencia en la zona de frontera o en Colombia de cada migrante.
Aseguró que ese volumen de migrantes podría colapsar toda la capacidad de atención humanitaria que hay en este momento; además, la Terminal de Transporte aún no está preparada para recibir todo el flujo de personas que lleguen a buscar un tiquete para viajar al interior del país, agregándole a esto que las aglomeraciones están prohibidas y no pueden haber más de 50 personas en ese sitio.
El alcalde dijo que la actual situación obliga a tomar acciones predictivas y preventivas que eviten futuras situaciones que agraven problemáticas que ya existen en Cúcuta.
“Necesitamos caracterizar a los migrantes que a diario llegan. Es importante, si queremos que de verdad estas personas se integren a la ciudad y el país, tener la mayor cantidad de información que nos permita, incluso, sabiendo sus capacidades laborales, ofrecerles algunas fuentes de ingreso formal que les lleve a obtener recursos y evitarles la informalidad o un posible reclutamiento de estructuras ilegales”, según Yáñez.
En esa caracterización el alcalde dijo que a los migrantes se les podría dividir en tres grandes grupos, quienes llegan buscando atención humanitaria y quienes lo hacen para procurarse algún ingreso de manera informal.
Hay personas que podrían integrar la fuerza laboral y que habría que clasificar para saber en qué área se les podría ofrecer trabajo, y aquellos que traen algún emprendimiento y que se podrían apoyar para que refuercen la generación de empleo en la región,
Hay empresarios que al paralizar sus instalaciones industriales en Venezuela, vienen al país buscando una opción de inversión. En ese caso Colombia debe estar preparada para el ingreso de esas divisas, preferiblemente en las Zonas Económicas Sociales Especiales (ZESE) que se proyectan en la ciudad.
Una segunda estrategia para integrar a los venezolanos a la fuerza productiva del país y ante un crecimiento de ese fenómeno, puede ser que en el país se creen opciones laborales para estas personas en el sector agrario, vinculándolos como recolectores de café, cortadores de flores, o en programas de reforestación en todo el territorio.