La ola delincuencial en la capital del Magdalena ha venido tomando fuerza en las últimas semanas.
El incremento en las cifras de atracos en Santa Marta parece no preocupar del todo a la Policía Metropolitana. Conocer casos de hurtos en distintas zonas de la ciudad, pasó a ser algo común en el día a día de los samarios.
Los puntos más álgidos en materia delincuencial como el puente de Mamatoco, el corredor universitario, la Villa Bolivariana (antiguo Polideporotivo), los barrios adyacentes a la Troncal del Caribe, entre otros, continúan siendo foco de atracos a pesar de las constantes denuncias.
Pese a que se han tomado ciertas medidas por parte de las autoridades policiales para contrarrestar este flagelo, parece que la delincuencia se adapta cada vez más rápido a la forma de operar de los uniformados y se ingenian nuevas estrategias para cometer los ilícitos.
Por otra parte, se han conocido casos en los que las víctimas de los hurtos intentan denunciar los casos de robo, pero la falta de empatía de algunos uniformados en los distintos CAI de la ciudad, conllevan a que la ciudadanía deje el testimonio en el aire y pierda la confianza en las autoridades.
Tal es el caso de una joven deportista a la que le hurtaron su bicicleta mientras se ejercitaba en el antiguo Polideportivo y quiso interponer la denuncia en un CAI de la ciudad.
Sin embargo, la joven se llevó una sorpresa cuando los uniformados de turno del CAI de Los Almendros manifestaron conocer al delincuente, debido a su prontuario delictivo e hicieron caso omiso a la ciudadana.
“Los Policía me mostraron la imagen del atracador y cuando afirmé que era el hombre, lo único que expresaron fue ‘otra vez… robó en el Poli’, lo que me dejó consternada”, señaló la mujer.
Asimismo, está misma mujer indicó que dentro de su desespero y exaltación producto de asalto, una patrullera del adscrita al mismo CAI, le manifestó que el lugar no era para hacer escándalos.
Lo anterior, genera gran controversia y conflicto en la ciudadanía, puesto que, al ser víctimas de hechos como los antes expuestos, buscan ayuda en las instituciones policiales, pero la inoperancia de algunos uniformados lleva a la comunidad a perder su confianza a la institución.
Finalmente, los samarios hacen un llamado a las autoridades distritales a trabajar con la Policía en pro de la seguridad de la ciudad y, asimismo, a ingeniar nuevas estrategias para contrarrestar la delincuencia.