Luis Enrique Salcedo Zalabata, representante legal del Cabildo Arhuaco del Magdalena y La Guajira, cuestionó el enfoque oficial de los 500 años y pidió mayor reconocimiento institucional y territorial.
Por: Miguel Manjarrés Navas.
En el marco de los 500 años de fundación de Santa Marta, el Cabildo Arhuaco del Magdalena y La Guajira explicó en conversación con nuestro medio de comunicación, que esta fecha no es motivo de celebración para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, y es una oportunidad, para recordar los efectos del despojo territorial, espiritual y cultural que inició con la colonización española en 1525.
Luis Enrique Salcedo Zalabata, representante legal del cabildo y vocero del pueblo arhuaco, señaló que las comunidades indígenas mantienen viva la memoria del primer contacto con los colonizadores, transmitida de forma oral por los mamos y mayores.
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Según relató, a Santa Marta Al Día, durante la invasión muchos indígenas fueron perseguidos con armas, perros y caballos, y otros se vieron obligados a huir hacia las zonas altas de la sierra para salvar sus vidas y preservar sus costumbres.

“Nuestros mayores nos cuentan cómo se produjo esa lucha, esa invasión, otros tuvieron que huir para poder defender sus familias y así hoy mantener viva la cultura y enseñarla a las nuevas generaciones”, expresó Salcedo.
El líder indígena explicó que, antes de la llegada de los europeos, los pueblos de la Sierra mantenían una estrecha relación cultural, espiritual y económica con el mar, que era fuente de alimentación y territorio sagrado, esa relación se fracturó con el despojo progresivo de los accesos costeros y sitios sagrados como Taganga, Gaira, Santa Marta y Mamatoco, que hoy están en manos de terceros.
“Con la pérdida de esos sitios sagrados se debilitó la gobernabilidad espiritual y política, por eso hoy la Línea Negra cobra mayor sentido, como reconocimiento de ese territorio ancestral”, indicó.
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Cultura viva a pesar de la presión externa
Salcedo Zalabata explicó que la resistencia de los pueblos indígenas ha sido constante y se expresa en la preservación del idioma, las prácticas espirituales, los saberes propios y el vínculo con la tierra, y dijo que la cultura arhuaca se mantiene viva en la cotidianidad y en la formación que imparten los mamos desde los hogares y comunidades.

“Los niños se forman desde el hogar para conocer su realidad, sus obligaciones con la tierra, por eso nos manifestamos con identidad y lengua propia”, añadió.
El representante del cabildo también denunció que el territorio indígena continúa siendo amenazado por licencias de minería, proyectos de represas, deforestación, mal uso de los ríos y presión por el crecimiento poblacional en las partes bajas de la sierra.
“Hemos manifestado al gobierno que la Sierra Nevada, debe ser libre de minería pues hay muchas amenazas, como el calentamiento global, la explotación ilegal, la desaparición de especies, pero seguimos trabajando unidos para protegerla”, aseguró.
Llamado al Estado y a la sociedad samaria
El cabildo, afirmó que los gobiernos, durante siglos, han olvidado a la Sierra Nevada y que el territorio ha sido más utilizado por intereses externos que protegido por el Estado.
“Ha sido estratégico para los grupos al margen de la ley, para los narcotráficos, para los cultivos ilícitos y para la minería, creemos que sí es posible salvar la Sierra, pero con voluntad del gobierno y cumplimiento real de nuestros derechos”, dijo.
Entre las principales demandas del pueblo arhuaco están el reconocimiento político y administrativo pleno, la participación igualitaria en los recursos públicos, el respeto a las formas de gobierno indígena y el derecho a ejercer control sobre su territorio.
Finalmente, con una visión basada en el respeto por la naturaleza y el conocimiento ancestral, los Arhuacos siguen defendiendo la Sierra Nevada de Santa Marta, el corazón del mundo, para garantizar su supervivencia y la de las futuras generaciones.
“Queremos recordar que de los 500 años puede cambiar la historia solo cuando la sociedad no indígena reconozca también que los pueblos indígenas son poblaciones ancestrales, que conocen cómo cuidar la Sierra y que tienen derecho a tomar decisiones sobre ella, no lo vemos como una celebración, sino como una conmemoración con reconocimiento y con justicia”.
