Serán 10.600 hectáreas en Magdalena, Cesar y La Guajira que tendrán también monitoreo fitosanitario de Moko.
Año a año la alianza público-privada entre el ICA y ASBAMA ha enfocado sus esfuerzos en contener y prevenir la contaminación y expansión del hongo Fusarium Raza 4 Tropical en los predios de los productores de banano y plátano de la región Caribe colombiana.
Diversas acciones entre el gremio bananero y el gobierno nacional se han adoptado para evitar se desplome el empleo, caigan las exportaciones de este importante renglón agroindustrial del país y se ponga en riesgo la seguridad alimentaria de un gran sector de campesinos de Colombia.
En 2024 serán 305 productores de banano y plátano de los departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira, los protegidos de esta enfermedad, bajo la Resolución 2081 de 2024, “Por la cual se adopta el Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y control de Fusarium oxysporum f.sp. cubense Raza 4 Tropical –FOC R4T– en todo el territorio nacional”.
José Francisco Zúñiga Cotes, presidente Ejecutivo de ASBAMA, señala qué, de esos 305 productores de banano y plátano, 230 son pequeños productores de comercio nacional y de exportación:
“El pequeño productor siempre ha sido importante para la Asociación de Bananeros del Magdalena y La Guajira, ASBAMA, y en este momento cobra vital importancia con el gobierno nacional. En todos los convenios trabajados hemos tenido en cuenta al pequeño productor de banano de comercio nacional y a los plataneros de la región, porque entendemos que tienen que proteger sus cultivos, que son una pieza importante en la seguridad alimentaria del país”, dijo.
Por su parte, Dayana Andrea Vásquez Barajas, supervisora del convenio, señala que los lineamientos establecidos desde el plan operativos liderados por la dirección técnica del ICA y ASBAMA, además del ejercicio de monitoreó fitosanitarios para detectar las sospechas de Fusarium, se hará un seguimiento en los predios donde se evidencien u observen característica de Moko. Se harán dos recorridos en los 305 predios, que arrojan una extensión de 10.600 hectáreas en cada vuelta, con lo cual el doble recorrido arrojará un total de 21.200 hectáreas monitoreadas.
“Se contrataron dos ingenieros y nueve técnicos para hacer esta labor. Estamos comprometidos con 1.000 muestras, distribuidas en los tres departamentos. El ICA nos ha hecho mucho énfasis en una diferenciación territorial a nivel técnico con esta labor y otras actividades que están comprometidas dentro del convenio. Los técnicos hacen el seguimiento para mapear estos síntomas de la enfermedad, también harán una evaluación sobre la infraestructura de bioseguridad y cómo se están aplicando o cumpliendo los protocolos relacionados con la misma, como es el caso del amonio cuaternario, proveer las botas, otorgar el overol, entre otras actividades”, indicó.
Desde que inició la enfermedad los esfuerzos también se han centrado en la investigación científica: estudios, evaluación y entrega de productos biológicos con bacterias y hongos benéficos; al igual que factores predisponentes que se tienen en la región Caribe, en algunas fincas donde se estableció la enfermedad, en La Guajira. Es así como se estudian las plantas y el suelo para corregir, a nivel de producción, la materia orgánica, la conductividad, la textura del suelo y otras características. Estos estudios han permitido implementar una estrategia de mitigación a través de la fertilización para corregir las deficiencias o elementos que estos suelos no contengan.