“Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis”, así reza en Mateo 25-35, pasaje bíblico que encaja perfectamente con lo que sucede en la Casa San Juan de Dios, un comedor en donde se da alimento a los habitantes de calles y a la población migrante en la ciudad, en especial a los de nacionalidad venezolana, incluyendo adultos mayores y niños.
Son más de 400 personas que diariamente llegan hasta este lugar para buscar el almuerzo, por el que solo tienen que pagar 500 pesos, si los tienen, porque a algunos se les entrega gratis.

Esta fue una iniciativa del sacerdote Ramiro Núñez que ha tenido el respaldo de muchas personas que aportan e incluso voluntarios llegan a trabajar en las labores internas para que estas personas, que vive momentos de dificultades, pueden tener su alimentación diaria.
Ante algunos problemas que se presentaron, especialmente porque todas las personas querían ingresar al mismo tiempo y algunos hasta con malos tratos, se ha optado por ingresarlos por grupos y la organización ha mejorado. Al comedor llegan personas de todas las condiciones y edad, pues son muchos los niños que se hacen presenten en el comedor, incluso con sus padres.
Antes de almorzar se reza una oración, se dicen mensajes bíblicos, se agradece a Dios porque ha puestos personas de buenos sentimientos en sus caminos y comienzan a degustar los alimentos.
El personal que diariamente labora al interior de la Casa también es voluntario, como los cocineros, meseros y ayudantes en general.
Para algunas personas la ayuda no solo se limita a la alimentación, también se les suministra ropa, medicamentos, pañales para los niños y otros artículos para aliviar sus necesidades.
Sin duda es una obra digna de destacar, porque para estas personas esta ayuda es fundamental, especialmente para los que tienen hijos pequeños, ya que sufren por la falta de alimentos para ellos y en especial para sus hijos, porque un mayor soporta por más tiempo el hambre que el niño y eso es un doble dolor para los progenitores.

