Los terrenos del sector fueron invadidos por un grupo de habitantes alrededor de los años 50, en aquella época los lotes pertenecían a una finca llamada ‘Monterrey’. En el año 1957 sus primeros pobladores lo bautizaron así en agradecimiento a la gestión política de José Ignacio Vives Echeverría, quien terminó siendo Alcalde de Santa Marta en 1990.
En aquellos años el barrio no disponía de redes eléctricas para el servicio de energía, ante esta necesidad ‘Nacho’ Vives, el político, aprovechó su campaña como senador para ejecutar un proyecto de instalación de postes, el cual pedían los moradores.
A las condiciones de vida se sumaba la utilización de mechones, el fuego permitía alumbrar en la oscuridad, las pozas sépticas para el tratamiento de aguas residuales domésticas, y un pozo donde las personas se abastecían de agua.
Antes de que empezara asentarse la comunidad, el Ejército Nacional tomó posesión de los cerros como un espacio para la práctica de polígonos de tiro. El 95% de la topografía estaba convertida en colinas.
En la mente de muchos son recordados algunos nombres como Joaquín Beltrán, Evaristo Peña, Sergio Arrieta, y Manuel Maestre, personajes que hacían parte de las primeras familias, pero que ya fallecieron.
OBRAS REPRESENTATIVAS
La visión futurista que surgió entre líderes sociales permitió que se gestionaran recursos para la construcción de obras como el parque para la recreación de los niños, el colegio de primaria, el puesto de salud y la Iglesia Católica.
La carrera 21 con calle 2 es una de las entradas más antiguas que tiene al barrio, esta comunica a lugares que representan una mejora en la calidad de vida.
La parte alta y baja del barrio Nacho Vives marca una gran diferencia en la vida de quienes lo habitan, sobre todo por el 90% de pavimento en que se encuentra el anillo vial, lo cual permite una mejor movilidad para los transeúntes y conductores.
Hasta el año 2014 el número de la población de Nacho Vives era de 5.476 personas, pero con la llegada de emigrantes venezolanos la cifra incrementó.
RELIGIÓN Y EDUCACIÓN
En los años 60 la comunidad se inquietó por tener un lugar consagrado para la realización de misas católicas, y con esfuerzo fue construida una enramada en la parte alta de un cerro, aquí se reunían los feligreses.
En el año 2000 todo mejoró, y se contrataron maquinarias con fondos propios que fueron recaudos a través de actividades como rifas, es así como se logró hacer una base plana para construir las columnas de La Parroquia Dulcísimo Corazón de María.
El 11 de noviembre son celebradas las fiestas patronales en honor a San Martín de Loba, y durante este día lo más importante para cada habitante es la parte espiritual.
Marcos Teherán, Presidente de la Junta de Acción Comunal, se encargó de gestionar un convenio ante El Sena en el año 1999, con el fin de que los jóvenes empezaran a capacitarse y realizar estudios técnicos desde el barrio.