El año pasado los extranjeros representaron el 75% de visitantes, procediendo principalmente de Estados Unidos, China y algunos países de Europa.
El Museo parisino del Louvre no abrió sus puertas el domingo y hoy continúan cerradas porque sus empleados, preocupados por la epidemia de coronavirus, se acogieron a su derecho de no trabajar ante una situación de peligro.
La institución cultural se limitó a confirmar en Twitter que no iba a poder abrir.
Horas antes había señalado que la apertura se retrasaba como consecuencia de “una reunión de información sobre la situación sanitaria ligada a las medidas de prevención, tras las instrucciones ministeriales transmitidas por las autoridades competentes”.
El canal BFM TV señaló que en la reunión mantenida por la mañana entre la dirección y los trabajadores, los primeros no consiguieron convencer a los empleados de que no había peligro.
El llamado “derecho de retirada” permite a un trabajador, sin permiso de su jefe, abandonar su puesto o no ir a trabajar cuando la situación laboral presenta un peligro “grave e inminente” para su vida o su salud, según la página web de la Administración francesa.
Desde finales de enero, en Francia se han alcanzado los cien casos confirmados de coronavirus, entre los cuales ha habido dos víctimas mortales.
El Ejecutivo francés anunció la prohibición de todos los grandes acontecimientos que tengan lugar en un recinto cerrado y reúnan a más de 5 mil personas y la de aquellos en abierto que puedan congregar a mucha gente procedente de zonas de riesgo.
El Louvre fue visitado el año pasado por 9,6 millones de personas. Los visitantes extranjeros representaron el 75 % de ese flujo y, según su propio balance, procedieron principalmente de Estados Unidos, China y países de la Unión Europea (con España, Alemania, Italia y el Reino Unido en cabeza).
EFE