Una joven madre que luchaba por el sustento de sus hijos, fue reportada como desaparecida el 22 de abril. Su esposo, quien fingía buscarla desesperadamente, confesó luego haberla asesinado y enterrado en el patio de su vivienda.
La desaparición de Erika Ruiz Ortiz, una joven madre vendedora ambulante de mangos, conmocionó a la comunidad de El Carmen de Bolívar desde el pasado 22 de abril, cuando fue vista por última vez tras salir rumbo a un gimnasio.
Su ausencia movilizó a familiares, vecinos e incluso a su propio esposo, quien participaba en las jornadas de búsqueda aparentando angustia.
Sin embargo, el dolor se transformó en horror este lunes, al confirmarse que Erika había sido asesinada y enterrada en una de las habitaciones de su propia vivienda, y que el principal sospechoso no era otro que su esposo, el mismo que pedía ayuda para encontrarla.
De acuerdo con las autoridades, el hombre identificado como Luis Berrocal, inicialmente negó cualquier vínculo con la desaparición, pero terminó entregándose y confesando su crimen ante los investigadores. Según las primeras indagaciones, el asesinato se habría producido el mismo día de su desaparición.
Erika, reconocida por su espíritu trabajador, recorría diariamente las calles vendiendo mangos para mantener a sus dos pequeños hijos, quienes hoy preguntan desconsolados por su “mamita”.
El presunto responsable permanece bajo custodia de las autoridades y será presentado ante un juez de control de garantías en las próximas horas.
