En los 500 años de Santa Marta, la Catedral Basílica Menor se reafirma como un símbolo vivo de la fe, la historia y el alma espiritual del continente, con rincones que resguardan leyendas urbanas, arquitectura ecléctica y una fuerza religiosa que ha resistido saqueos, conflictos y el paso del tiempo.
Ubicada en el corazón del centro histórico de Santa Marta, la Catedral Basílica Menor es considerada el templo católico más antiguo del país y uno de los primeros en ser construidos en América del Sur. Aunque su estructura actual no corresponde a la original, es el testimonio físico y espiritual del legado cristiano que acompañó los inicios de Colombia como nación.
Desde sus primeros días fue blanco de ataques piratas y asaltos, lo que obligó su reconstrucción en varias ocasiones. Pero más allá del cemento y el mármol, ha sido la fe de sus fieles, la devoción popular y la voluntad de Dios, como señala uno de sus servidores, lo que ha mantenido su esencia viva por cinco siglos.

Encuentro con lo divino: la espiritualidad que habita sus muros
Para muchos, entrar a la Catedral es más que un acto turístico: es un encuentro con Dios. “Todo templo nos lleva al encuentro con el Señor”, afirma un feligrés comprometido con su vida espiritual, quien destaca que, en el caso de la Catedral, esa conexión se multiplica al entender que allí comenzó la fe en Colombia y Sudamérica.
La espiritualidad también se vive a través de movimientos pastorales como Emaús, el Camino Neocatecumenal, la Revolución Juvenil, la Pastoral Familiar o la Infancia Misionera. Todos ellos mantienen la llama de la fe encendida entre niños, jóvenes y adultos.
Tres espacios sagrados que todo visitante debe conocer
En medio del silencio y la solemnidad de este templo sagrado, hay tres lugares que, según quienes la conocen desde dentro, ningún visitante debería perderse: La Capilla del Santísimo, donde se siente la presencia divina en su forma más íntima. La Capilla de la Inmaculada Concepción, con una imagen mariana que cautiva por su belleza. La Capilla de San Miguel, espacio de oración y recogimiento que inspira respeto.
La Catedral no solo es un refugio espiritual: también es una joya arquitectónica. Su estructura es el reflejo de siglos de transformaciones y de influencias artísticas múltiples. Tiene elementos barrocos, detalles coloniales y, sorprendentemente, hasta rasgos de arquitectura oriental china. Este sincretismo estético la convierte en un monumento único en el país y el continente.

“Esta Catedral tiene un eclecticismo artístico impresionante”, dicen quienes la han estudiado a fondo, destacando cómo ha absorbido estilos a lo largo de su evolución.
Escenario de resistencia y paz en tiempos de conflicto
A lo largo de los siglos, la Catedral ha sido más que un templo: ha sido refugio, escenario de reconciliación y símbolo de paz. En momentos de tensión social y política, su interior ha acogido marchas, misas por la paz y diálogos comunitarios. Incluso en tiempos recientes, su papel como espacio de encuentro ha sido vital para la cohesión de la ciudad.
Cambios culturales: de la religiosidad popular a la pastoral moderna
El paso del tiempo también ha transformado las formas en las que se vive la fe. Antes, predominaba una religiosidad popular espontánea, muy ligada a las costumbres. Hoy, sin dejar de lado esas expresiones, ha tomado fuerza un enfoque más estructurado con planes pastorales, como el que impulsa el actual párroco, padre José Garcerán, y que busca modernizar y fortalecer la misión evangelizadora.
El impacto en los jóvenes: una fe que resiste
Contrario a lo que muchos creen, la juventud sigue encontrando en la Catedral un refugio espiritual. Si bien los desafíos de la modernidad y la tecnología alejan a algunos, hay una nueva generación que se involucra activamente en grupos juveniles, misiones y actividades parroquiales.
El mensaje para ellos es claro: “Depositen su confianza en Dios. Solo Él puede bendecirlos y sacarlos adelante”, afirman quienes día a día viven su vocación en este templo.
Un futuro ligado al turismo religioso
En el marco del aniversario 500 de la ciudad, la Diócesis de Santa Marta impulsa el Congreso Internacional de Turismo Religioso, posicionando a la Catedral como destino de fe, historia y cultura. Ya se ofrecen recorridos guiados para locales y extranjeros, quienes no solo aprecian su arquitectura, sino que conectan con su energía espiritual.

La Catedral Basílica Menor de Santa Marta no es solo un monumento religioso. Es un símbolo de identidad, resistencia, misticismo y esperanza. A cinco siglos de su origen, sigue siendo el corazón espiritual de la ciudad más antigua de Colombia y uno de los pilares más fuertes de la fe en todo el continente.
