Hoy, entre el dolor y la fe, sus seres queridos se aferran a los recuerdos de un niño que partió demasiado pronto, dejando en Soledad una tristeza que aún cuesta asimilar.
Una tragedia inesperada marcó el ocaso del domingo 28 de diciembre en el municipio de Soledad, Atlántico. Emmanuel, un niño de apenas 9 años, murió ahogado en la piscina del conjunto residencial donde vivía, en circunstancias que hoy mantienen sumida en la confusión y el dolor a toda su familia.
De acuerdo con la información conocida, el menor habría aprovechado un momento de descuido de sus familiares y, en medio de su inocencia, ingresó al área de la piscina. Minutos después ocurrió el fatal desenlace. Hasta ahora, no hay claridad sobre el instante exacto en el que el niño se alejó sin ser visto, un detalle que sigue sin explicación para sus seres queridos.
Su abuela, Arly Jiménez, aseguró que la familia aún no logra comprender qué pasó ni cómo se desarrollaron los hechos. Indicó que esperan el dictamen de Medicina Legal para conocer mayores detalles que permitan esclarecer lo ocurrido. “No sabemos qué pasó, solo supimos que se fue para la piscina y resultó ahogado. Estamos esperando para ver qué dice Medicina Legal”, expresó.
Emmanuel es recordado como un niño inteligente, cariñoso y lleno de sueños, uno de ellos era convertirse en futbolista profesional y vestir algún día la camiseta del Junior de Barranquilla, equipo al que seguía con pasión. Según su familia, el pequeño veía en ese sueño una forma de ayudar a su madre y mejorar la vida de quienes más amaba.


