Aunque viaja hacia Noruega, la opositora no llegó a tiempo y su silla vacía se volvió protagonista en un acto que reflejó la tensión política que rodea a Venezuela.
La ceremonia del Premio Nobel de la Paz en Oslo transcurrió este miércoles con un asiento vacío que acaparó la atención: el de María Corina Machado, la figura más emblemática de la oposición venezolana, quien viaja hacia Noruega pero no logró llegar a tiempo para recibir el galardón. En su lugar, fue su hija, Ana Corina Sosa Machado, quien subió al escenario para aceptar el premio y pronunciar el discurso.
La expectativa sobre la presencia de Machado habría crecido desde Octubre, cuando su nombre fue anunciado como ganadora. Su situación, oculta desde agosto de 2024 y sin apariciones públicas desde una protesta contra el presidente Nicolás Maduro, alimentaba la duda sobre si podría salir del país.
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El Instituto Nobel anunció que la dirigente “está a salvo” y que ya se encuentra en desplazamiento hacia Oslo, aunque fuera de tiempo para la ceremonia oficial. El director del instituto Kristian Berg Harpviken, declaró a la AFP que su llegada podría producirse “entre esta noche y mañana temprano”.
Días atrás el organismo había anunciado que Machado recibiría personalmente el premio, una medalla de oro, un diploma y un monto de 1,2 millones de dólares, incluso preparando encuentros con la prensa internacional que debieron ser cancelados a última hora.
Familiares, colaboradores y decenas de venezolanos exiliados aguardan noticias sobre la venezolana opositora, mientras mandatarios de Argentina, Panamá, Ecuador y Paraguay ya se encuentran en la capital noruega para la ceremonia.
La exjefa de campaña de Machado, Magalli Meda, insinuó el martes que la dirigente ya había logrado salir de Venezuela. “Cómo vamos a pensar que María Corina no va a regresar y se va a quedar en el exilio”, afirmó en un comunicado publicado en X.


