Pese a la ventaja de Rafael Noya en Santa Marta, Ciénaga y PuebloViejo, la nueva gobernadora obtuvo victorias contundentes en la mayoría del departamento, gracias a las alianzas políticas y estructuras regionales que inclinaron la balanza en las urnas.
Tras expresar su satisfacción por los resultados de la jornada electoral de ayer, la nueva gobernadora del Magdalena, María Margarita Guerra, agradeció municipio por municipio el respaldo que permitió la continuidad del caicedismo en la administración departamental.
Aunque en Santa Marta, Ciénaga y PuebloViejo, Rafael Noya logró imponerse en las urnas, el panorama en el resto del departamento fue contundente: Guerra ganó en 23 de los 30 municipios, consolidando una ventaja que los analistas atribuyen, en buena parte, a sólidas alianzas con políticos regionales.
Entre esas alianzas destacó la de Kelyn González y de su esposo Rodrigo Roncallo, quienes mantienen una estructura electoral influyente en municipios como Tenerife, Plato y Chibolo. Los resultados dan cuenta de este poder: en Tenerife, Noya obtuvo 333 votos frente a los 5.721 de Guerra; mientras que en Chibolo, la candidata caicedista alcanzó 5.879 votos frente a 763 del exdiputado.
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Ante este respaldo se sumó también el del congresista Holmes Echeverría y su esposa la alcaldesa de Zona Bananera, Clareth Olaya, quienes aportaron músculo político para que Guerra obtuviera 8.273 votos en ese municipio, frente a los 3.601 de su oponente.
Pese a los distanciamientos públicos entre Carlos Caicedo y el excongresista atlanticense Eduardo Pulgar, la casa política de este último, jugó un papel determinante en varios municipios. Un ejemplo claro fue El Banco, donde Guerra obtuvo 12.617 votos frente a 3.178 de Noya. En Plato, la diferencia fue incluso mayor: 14.027 votos para la candidata caicedista contra 1.369 del candidato noyista.
El respaldo de diputados y exdiputados con amplio recorrido electoral, como Claudia Aarón y Linda Cabarcas, también fortaleció la campaña de Guerra en municipios clave. Estas amplias diferencias, distribuidas en buena parte del departamento, resultaron decisivas para que el caicedismo recuperara terreno tras un periodo marcado por derrotas y crisis internas, incluida la pérdida de la Alcaldía de Santa Marta, la personería jurídica del movimiento y el desgaste de la aspiración presidencial de Carlos Caicedo.


