Santa Marta Al Día recopiló los mejores y peores acontecimientos que dejó este 2020 en la ciudad, conozca cuáles son.
Sin duda la pandemia del Covid-19 sacó lo peor y lo mejor del ser humano; incluso la política, la economía y la salud tuvieron un vuelco en este año atípico que dejó malos y buenos recuerdos en el colectivo.
Por lo anterior, Santa Marta Al Día recopiló lo bueno, lo malo y lo feo que le dejó este 2020 a la ciudad dos veces santa. Empecemos por lo malo:
Lo malo
Santa Marta es una ciudad que vive del turismo y con la cuarentena obligatoria para la contención del Covid-19 este sector vivió una crisis nunca antes vista.
Hoteles, restaurantes, bares, prestadores de servicio turístico, comercio, lancheros, carperos y otros sectores pasaron cerca de nueve meses sin recibir ingresos.
El desempleo y las carencias fueron el pan de cada día y solo a fin de año es que este sector ha podido ver la luz al final del túnel, con la reapertura gradual, con lo que de a poco han recuperado lo mucho que perdieron.
Cabe destacar que, muchos negocios cerraron sus puertas definitivamente puesto que los ahorros no les alcanzaron para sostenerse sin ingresos durante los meses críticos del coronavirus.
Lo feo
La crisis del covid sacó lo mejor y peor de las personas en todo el mundo y Santa Marta no fue la excepción. La ansiedad y el miedo a lo desconocido ocasionaron hechos de intolerancia en la ciudad, que llegaron a rechazar al personal médico, prohibiéndoles la entrada a supermercados, buses y centros comerciales.
El personal de la salud, que son quienes le han puesto la cara a este virus mortal, fueron víctimas de rechazos, discriminaciones y hasta amenazas de muerte por el simple hecho de trabajar en un hospital y lidiar diariamente contra el coronavirus.
Además, la falta de empatía de algunos ciudadanos también se resaltó en la ciudad, en donde muchas veces primó el bien personal que el colectivo.
Por otra parte, pese a que en el Distrito los bares y discotecas aún no tienen fecha de apertura debido a que desde la administración se teme a que estos lugares se conviertan en foco de contagios, los ciudadanos han armado sus propias discotecas clandestinas.
Patios de viviendas, vías públicas, lotes, cualquier lugar ha sido centro de aglomeraciones por parte de personas, que se reúnen sin ningún tipo de protocolo a ingerir licor violando las normas de la ciudad. Solo este fin de semana 74 ‘covid fiestas’ fueron apagadas por las autoridades.
Lo bueno
La pandemia logró lo que no se había logrado en Santa Marta desde hace décadas: la organización.
Por primera vez los balnearios de Santa Marta tienen un orden, hay un control y un aforo estipulado para que estos sitios turísticos no se conviertan en foco de contagios. Para disfrutar de este paraíso en el mar Caribe los propios y visitantes deben seguir las reglas.
Asimismo, los restaurantes del Centro Histórico y El Rodadero hicieron la tarea y definieron sus espacios para brindarles a los clientes una experiencia agradable y segura; muchos innovaron en sus negocios buscando llamar compradores y recuperar lo perdido.
En Santa Marta se ve una mayor organización, incluso en la avenida Campo Serrano, que se ha caracterizado por estar sobrepoblada de vendedores estacionarios sin ningún tipo de control por parte de las autoridades.