Bienvenidos al circo político en Magdalena, donde las marionetas bailan al son de poderosos titiriteros y las mascaradas ocultan la verdadera cara de la ambición desmedida.
La contienda electoral por la gobernación ha comenzado, y es difícil no sentir indignación al observar la actuación que se despliega ante nuestros ojos.
En un rincón del cuadrilátero, tenemos a Rafael Martínez, el candidato de Fuerza Ciudadana, quien, aunque apenas oficializó su intención de llegar a la gobernación ya goza de una ventaja sobre los demás, solo por el hecho de ser el elegido del actual gobernador Carlos Caicedo Caicedo.
El exalcalde Rafa Martínez hasta ahora se ha limitado a ver los toros desde la barrera y desde ahí ha disfrutado, mientras los otros candidatos promueven el espectáculo en el que más que ganarse los aplausos, solo se hacen merecedores de las risas y la decepción del pueblo que tiene ahora más dudas que certezas.
Una de ellas es Mallath Martínez, una figura emergente que parecía ser una amenaza para el caicedismo, hasta que las acusaciones de corrupción y manipulación de encuestas se interpusieron en su camino. ¿Es este el liderazgo que necesitamos en Magdalena? Una candidata cuestionada y señalada, cuyo accionar se encuentra bajo sospecha, ¿realmente podemos confiar en ella para liderar el destino de nuestro departamento?
Pero el espectáculo no termina ahí, oh no. La coalición de mujeres, que prometía ser la esperanza de una verdadera alternativa, se ha convertido en un circo de intrigas y egos. Elizabeth Molina Campo y Claudia Patricia Aarón, las dos guerreras que se unieron a Mallath Martínez, demostraron que la unión y la fortaleza de la mujer son simplemente palabras. Las inconformidades y las sospechas de corrupción las llevaron a romper su alianza, dejando a la coalición hecha pedazos.
Franklin Lozano también hace acto de presencia, tratando de dividir y conquistar a su antojo. Muchos lo tildan como un oportunista sin respaldo, cuyas acciones solo generan caos y división. Hasta ahora es poco lo que ha sumado, pero en cambio sí resta para el propósito de la derecha que quiere quitarle el poder al elegido de Caicedo.
Mientras tanto, Edgardo “el nene” Pérez y Eduard Torres intentan ganarse su lugar en la pista política, pero sus esfuerzos parecen más un acto de malabares que una verdadera candidatura con la fortaleza hasta ahora de conquistar en las urnas.
En medio de este circo, Rafael Martínez se regodea y sonríe, sabiendo que las divisiones entre sus oponentes solo refuerzan su posición. Ya está listo para salir al ruedo y con una clara ventaja le apuesta con su discurso de cambio a convencer a tantos confundidos que hay en los pobres pueblos de Magdalena.
Las cartas están repartidas y poco a poco se irá desenredando la historia que contará quien se convertirá en el próximo gobernador del Magdalena.