La medida vigente para evitar la propagación del COVID-19 pone en jaque a los que viven del rebusque y quienes han hecho de la calle su refugio.
Para disminuir los impactos ocasionados por el coronavirus en el país, los gobiernos han adoptado medidas como el confinamiento obligatorio, una estrategia que impide el mayor tráfico de personas y vehículos en las ciudades.
En Santa Marta y el Magdalena este aislamiento, que en Colombia apenas inicia hoy, ha sido aceptado por un gran número de ciudadanos. La capital ha bajado los niveles de interacción social respondiendo a las iniciativas de los dirigentes locales. Pero esta solución vanguardista parece no acomodarse al presente y futuro de ‘El Chiky’ y ‘Soila’, 2 recicladores que llegaron de Bogotá y viven, literalmente, de la basura. Ellos no tienen paradero, hoy están aquí, mañana están allá.
“Por cosas de la vida terminamos en Santa Marta, vivimos de lo que dan el plástico, el vidrio y el cartón. Vamos por las calles sacando de la basura lo que encontramos, y por la noches nos hacemos en cualquier sardinel, porque su merced entenderá que esto no da mucho”, precisó el acabado y trajinado reciclador, quien prefirió ser llamado ‘El Chiky’.
En su carreta, con la que se rebusca día a día, trafican sus esperanzas y preocupaciones, el coronavirus ha empezado a tocar sus finanzas, “ya no hay chiveras (lugar donde se comercializan el reciclado) abiertas para vender el producido que recogemos escondido por las noches porque ahora con este toque de queda nos tenemos que irnos a recoger temprano”.
Este humilde hombre, que si no fueran por sus arrugas y ojeras productos del trasnocho, pareciera de 40 años, no sabe qué hacer, pues, esta noche empieza el confinamiento obligatorio, pero ¿Dónde pasarán este tiempo, si ni en las calles podrán estar?
“Nos han prometido de todo, pero es imposible no pensar para dónde vamos a coger, a ella y a mí nos da miedo contagiarnos con el virus. ¿De qué vamos a vivir mientras se acabe el tiempo?”, dijo ‘El Chiky’.
Como esta pareja de recicladores existen muchos casos más de ciudadanos que desde esta noche no sabrán qué hacer, para ellos el drama es distinto. No obstante, el Gobernador, la Alcaldesa y otras fundaciones sin ánimo de lucro han empezado la recolección de alimentos destinados a los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Mientras se establecen las formas en que se distribuirán los alimentos a lo más vulnerables, las penas de indigentes, recicladores sin hogar, trabajadoras sexuales, vendedores ambulantes y otros, están apelando a solidaridad de las personas a las que se les están acercando a pedirle un plato de comida y hasta un vaso con agua.