El testimonio de los uniformados que atendieron el caso pone de manifiesto lo vulnerable que están las familias frente a la falta de oportunidades en este tiempo de pandemia.
Para un policía, y más de carretera, es inusual atender casos donde personas motivadas por afectaciones diversas toman la fatal decisión de quitarse la vida. Dentro de su manual de funciones diarias este hecho se escapa. Todo se contempla en esta rutina, comparendos, requisas e inmovilizaciones, pero las terapias psicológicas no aparecen en el listado.
El intento de suicidio de una mujer adulta con 3 niños menores, de 6,8 y 12 años, causó revuelo en las redes sociales, ya que la razón que motivaba la autoagresión estaba encaminada a la falta de recursos económicos para responder por su familia.
La tarde del lunes transcurría con normalidad para el intendente Alberto Páez y el patrullero Arrieta Ruiz, de pronto fueron alertados que en el puente ferroviario del sector ‘La Frutera’, una mujer de rasgos longevos, pretendía lanzarse al vacío. Los uniformados de inmediato acudieron al sitio y por fortuna llegaron a tiempo, el llanto de la mujer los llevó a tomar medidas urgentes. Este sería, tal vez, el operativo más difícil de sus vidas.
“Como nuestra misión nos ordena, nos trasladamos de inmediato al lugar. Inicialmente buscamos la forma de hablar con ella para que reflexionara lo que iba hacer. Repitió muchísimas veces que ella iba a acabar con su vida. Aprovechamos un descuido de ella y la retiramos de la orilla. Yo en un momento me atreví a contarle que yo también tenía problemas y que a pesar de todo, la vida había que seguirla”, indicó Páez.
El Intendente argumentó que la clave para que el otro se sienta comprendido en momentos como estos, es que se le demuestre que se está en sus zapatos. Por eso sacar los dotes de psicólogo y hasta de guía espiritual será un arma, que en la escuela no la enseñan a accionar, pero que en la universidad de la vida se aprende.
“Por mi mente pasaron muchas cosas. No me quería imaginar que la mujer fuera a cometer lo prometido, o que mi compañero y yo por tratar de ayudarla fuéramos a exponer nuestra propia integridad”, precisó Alberto.
Páez lleva 17 años de servicio y durante todo este tiempo ha tenido que sortear situaciones difíciles, en algunas ha salido ganador pero en otras le ha tocado perder. El Intendente cuenta que hace un tiempo no pudo evitar el suicidio de una persona, y ese hecho lo ha marcado durante toda su carrera.
La mujer de 33 años terminó internada en el Instituto Neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen (Insecar) en Santa Marta, y hasta allá ha recibido el acompañamiento y ayuda de la Policía.
Páez y Arrieta, a lo mejor no recibirán ninguna condecoración especial o un acenso por esta obra, pero sienten que esta es la mejor manera de evidenciar que debajo de los uniformes se esconden hombres y mujeres con sentimientos y deseos de servirle a la sociedad, a pesar de lo bemoles que la misma institución presente.