“Yo creo que aquí no hay una familia que no haya tenido un ser querido sepultado en este cementerio”, padre Hernando Fajid Álvarez Yacub.
Santa Marta es la ciudad más antigua de Colombia y de la América hispana, y así de vieja es la historia del cementerio San Miguel, (como lo dijo el padre Hernando Fajid Álvarez Yacub), y en cuyo interior reposan los restos de miembros de las familias más tradicionales de la ciudad y grandes personalidades de la capital del departamento del Magdalena.
“Aquí tenemos bóvedas de los años 1700, pasaba que las personas que tenían condiciones económicas para traer de Italia esos mármoles de carrara y todos esos materiales, lo hacían, pero el resto de la gente se sepultaba en el suelo. El cementerio es tan viejo como Santa Marta, que yo creo que aquí no hay una familia que no haya tenido un ser querido sepultado en este cementerio”.
Las familias más representativas en esas épocas anteriores y con condiciones económicas, construyeron sus mausoleos colocándoles sus apellidos, hay bóvedas de 150 años de edad y esa parte del cementerio que fue la primera en construirse, es donde se encuentran los principales mausoleos.
“El cementerio hoy está bien administrado, tenemos la certificación del Ministerio de la Protección Social, de la misma secretaría de Salud, no hemos tenido problemas de contaminación, porque trabajamos en coordinación con el Ministerio de la Protección Social y con la secretaría de Salud, así que este cementerio hoy tiene capacidad para cualquier cantidad de servicios”.
Sobre unas osamentas que se encontraron en los alrededores del parque San Miguel, los comentarios eran que el cementerio llegaba más allá de donde está actualmente, explicó el sacerdote que antes, cuando las personas se suicidaban no se podían sepultar en el cementerio, entonces lo hacían en los alrededores, “los mismo pasó cuando estaban trabajando en la calle 22, incluso yo hice entrar esa osamenta al cementerio y los deposité en una urna y en un osario para que los restos descansaran en paz”.
“Desde hace 20 años estoy aquí y lo que encontré fue un completo desorden, expendio y consumo de drogas, atracos y de cuanta cosa, afortunadamente eso hoy no plica, el pueblo samario tiene conocimiento que puede venir con toda confianza a visitar a sus seres queridos, porque la seguridad hace parte de nuestra organización y quienes quieran venir a visitar a un ser querido puede hacerlo con toda seguridad, tenemos horarios disponibles , el cementerio está digitalizado, todo está computarizado, no es como antes que preguntaba por alguien y nadie le respondía, hoy no se hace ningún procedimiento si no están todos los documentos en regla, tenemos cementerio y organizado para rato”, afirmó.
En el San Miguel se conjugan la arquitectura antigua con la tecnología, la organización y la legalidad hacen parte de la restructuración del mismo.
El cementerio tiene una estructura muy colonial como su entrada y pared que lo rodea; está construido con 33 columnas, algo planificado desde que empezó su reconstrucción, por esa razón este cementerio posee calles, al igual que una ciudad, también se destacan algunas esculturas que poseen ciertas bóvedas que son ángeles enormes encima de ellas, esculturas que fueron traídas del exterior de países como Italia, Francia y España entre otros.
Sobre las 33 columnas hay esculturas de ánforas, medio cubiertas con paños. Hay dos entradas, la principal está entre la décima y la undécima columna y la secundaria, entre las veinticuatro y veinticinco.
Al comienzo del cementerio se encuentran las mejores bóvedas, lapidas y sobre todo esas hermosas esculturas que reflejan lo importante que fueron esas personas, luego las tumbas normales.
Desde sus inicios era un cementerio que solo se extendía hasta la actual calle 22, a finales del siglo pasado se dividió en dos partes: el cementerio de los católicos, al este y el de los masones al oeste, también en la parte posterior había un sector denominado cementerio de los coléricos ya que en Santa Marta hubo una terrible epidemia de cólera y los muertos eran enterrados en la parte posterior del camposanto.
También en la parte posterior del San Miguel se encuentra el panteón de la colonia China, que en un tiempo fue muy numerosa en la ciudad.
En la entrada principal hay un portal en arco con dos pilastras laterales con capiteles que terminan en volutas. En el frontispicio hay un altorrelieve del Arcángel Miguel con una lanza y una balanza en sus manos, al tiempo que pisotea al demonio.
Entre los elementos decorativos de esta necrópolis hay columnas truncas, obeliscos, ángeles, vestales, arcas, lápidas con bajorrelieves, nichos y bustos. Los materiales usados son mármol blanco, gris o negro, o cal, cemento y arena.
LA CAPILLA
Otro sector importante del Cementerio es la capilla San Miguel que fue construida por el obispo Sánchez Cerrudo y en ella lo sepultaron cuando murió de fiebre amarilla el 4 de agosto de 1810.
Entre el portal de la entrada y la capilla del cementerio se encuentra la vía principal, que está arborizada y bordeada de bancas. Esta es la parte más antigua del cementerio y comprende varios mausoleos, sepulcros de las familias tradicionales pudientes de la época.
La capilla y la vía principal están conectada por una paralela con la vía secundaria, que recorrer la zona oriental del cementerio y va desde la segunda entrada hasta el muro de la calle 22. En el cruce entre las dos avenidas hay un crucifijo de 6 metros instalado en los años 1950. Casi toda la superficie transitable tiene baldosas blancas y negras, que evocan la oposición entre el bien y el mal, la vida y la muerte.
