Magdalena

La historia de amor de un magdalenense y una nortesantandereana que se convirtió en una pesadilla

La familia culpa al esposo de la crisis de salud que sufre la cucuteña. El hombre se defiende y cree que es una venganza pues nunca gustaron de él.

La historia de dos jóvenes que lucharon por su amor hasta llegar al altar, ahora es una pesadilla. La mujer enfermó y su familia acusa al joven magdalenense de abusarla y maltratarla.

A Maryuri Blanco Franco oriunda de Cúcuta, Norte de Santander y Jair Lara Posada natural del corregimiento Angostura en San Zenón (Magdalena), solo les bastó un par de meses para enamorarse y en el altar jurarse amor eterno.

La pareja, se conoció a través de las redes sociales, se hicieron novios y después de unos meses decidieron casarse, para poder estar juntos, pues la familia de la joven no gustaba de Jair.

Aun así, Maryury decidió partir a la capital del Magdalena para cumplir el sueño de ser feliz para siempre con su amado.

“Ellos no gustaban de mí, porque era costeño y tienen un mal concepto de nosotros. Fui tres veces y no me recibieron bien, pero ella y yo nos amamos mucho y luchamos por eso, hasta casarnos”, contó Jair.

Estos jóvenes que son cristianos evangélicos se casaron en el mes de diciembre del 2019. A la ceremonia no asistieron los familiares de Maryuri que mantenían su negación ante lo que consideraban era una locura producto de la inmadurez, además que no estar a gusto con el costeño.

En las fotos y publicaciones en redes sociales, a ambos se les notaba muy felices, enamorados y orgullosos de estar juntos.

Toda mi admiración, respeto y amor ❤️sin lugar a dudas se los llevan ustedes son personas llenas de DIOS sabiduría y…

Publicado por Maryury Blanco Franco en Viernes, 22 de mayo de 2020

La pesadilla

Según la familia de Maryury perdieron comunicación con ella, debido a la inconformidad que ellos tenían por su relación y la decisión que había tomado.

Yainny Franco Blanco cree que su hermana no volvió a llamarles porque Jaír se lo prohibía. Su afirmación la sustenta en el hecho de que ella cambió su número y las pocas veces que hablaban era por redes sociales.

“Aunque era inevitable que estuviéramos intranquilos, decidimos no meternos más en sus cosas y que ella misma se diera cuenta que estaba cometiendo un error porque ese hombre no nos daba confianza”, manifestó Yainny.

Ya la familia había decidido no involucrarse en las decisiones de la joven, pero fue inevitable no hacerlo, cuando luego de varias semanas sin saber de la joven, en octubre la vieron en una videollamada que los dejó aterrados y mucho más angustiados.

Maryuri lucía irreconocible, estaba muy baja de peso, tenía ojeras y moretones en el cuerpo.

Frente a esto los familiares de Jair le contaron a Santa Marta Al Día que ella venía presentando alteraciones y ataques de ansiedad, y se negaba a comer y tampoco podía dormir. Además afirman que ella nunca perdió la comunicación con su familia y que por el contrario les hacia culto por medio de llamadas.

“De un momento a otro se ponía a llorar, se desesperaba y decía que le pegaba olor a tabaco, posteriormente le dio una crisis y comenzó a sangrar por la boca. Todos nos asustamos y pensábamos que tenía una enfermedad”, detalló Shaday Lara Posada.

Ante la situación la fue llevada a un centro médico donde les informaron que padecía un trastorno mental y que debía ser internada en un centro psiquiátrico.

“La trajimos a Santa Marta para que la atendieran y la internamos por las recomendaciones de los médicos. Jamás le haríamos daño nosotros la queremos y es parte de nuestra familia; pero ellos vinieron y se le llevaron, y ahora no creen que las cosas pasaron así y han emprendido una venganza contra mi hermano porque nunca gustaron de él”, contó Lara Posada.

La familia retiró a la joven de la clínica, se la llevaron de la ciudad e instauraron una denuncia penal contra Jair Lara, al tiempo que hicieron pública el estado de salud de la joven y su historia en redes sociales y medios de comunicación de Norte de Santander.

Por su parte, la familia Lara Posada asegura que su defensa es la historia clínica que muestra que Maryuri no ha sido violentada, ni abusada.

“Solo le pedimos a Dios que mi cuñada se recupere y diga la verdad, ella la única que puede aclarar todo esta farsa que está inventando su familia para poder separarla de mi hermano”, finalizó.

Las amenazas

A Jaír lo acusaron no sólo de abusar sexualmente a su esposa, sino también de maltratarla física y psicológicamente y negarle la alimentación. El mensaje de reflexión de la familia es a que las jóvenes se cuidaran de las personas que conocían por internet para que no terminen como Mayruri.

Dichas afirmaciones han provocado una avalancha de ataques y amenazas a Jaír y sus seres queridos.

El joven quien estudia licenciatura en educación física y tiene 24 años, tuvo que esconderse y cerrar sus redes sociales porque teme por su vida.

Su hermana Shaday manifestó que todos en la familia están viviendo un infierno por esta situación, “tenemos mucho temor que esas amenazas se cumplan, por esta injuria y calumnia que sea levantado en nuestra contra”.

En busca de que todo se esclarezca y que la verdad salga a la luz, la familia Lara Posada también interpuso una demanda ante la fiscalía.

Entre tanto, Jaír permanece deprimido al no saber cómo está su esposa y por otro, sus padres y hermanos tienen miedo que alguno cumpla una de las tantas advertencias de muerte que le lanzan a diario.

“Nuestra principal defensa es la historia clínica que muestra que Maryuri no ha sido violentada ni abusada. Ya el caso está en manos de un abogado que demostrará la inocencia de mi hermano”, expresó Shaday.

Marcha en respaldo

La comunidad de Angostura Magdalena, como muestra de respaldo y solidaridad con Jaír Lara y su familia, decidió realizar una marcha de rechazo contra las acusaciones y ataques que vienen de parte de los allegados de Maryury e individuos desconocidos.

“Este pueblo es de gente sana y quienes conocemos a Jaír desde niño, nos atrevemos a decir que nada de lo que aseguran en su contra es cierto. Exigimos a las autoridades que lleguen al fondo de este caso y revelen la verdad para que estas personas se retracten antes de que ocurra una tragedia”, expresó un habitante del corregimiento Magdalena.

Los hermanos de Jaír lo han rodeado en este momento, para protegerlo y evitar que por la depresión que sufre pueda atentar contra su propia vida.

Maryury por su parte viene recibiendo un tratamiento médico en Cúcuta y según su familia presenta una recuperación lenta.

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