El cierre de la casa máquinas en la central ha generado la sequía del Río Cauca, afluente que sirve de sustento para cientos de familias.
Imágenes de peces muertos por donde antes corría el amplio río Cauca y personas caminando sobre el sitio por el que pasaba el afluente, son apenas dos imágenes del impacto ambiental que ha causado sobre el ecosistema el cierre de la casa de máquinas del proyecto Hidroituango.
Esta sequía no sólo ha traído grandes problemas al ecosistema sino que arrastra otra grave consecuencia: las pérdidas sociales y económicas para los habitantes vecinos del proyecto de infraestructura, que basan sus ingresos en la economía informal.
Según Neyla Castillo, profesora del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, en algunas de estas zonas como Sabanalarga, por ejemplo, el 90 por ciento de la población vive del río.
Pescadores y personas que obtienen su sustento diario de la minería artesanal con la recolección de oro en el cuerpo de agua son hoy los primeros damnificados de esta emergencia que comenzó el 7 de mayo de 2018 por un derrumbe que taponó el túnel que desvía las aguas del río Cauca, el segundo de mayor cauce en el país y en el que quedaron represadas en un embalse en construcción.
Esto provocó que los ingenieros decidieran inundar el cuarto de máquinas cuyas obras estaban avanzadas y evacuar el agua de manera controlada con el fin de evitar que el caudal rompiera la presa en construcción.
Debido a la emergencia, las autoridades evacuaron a unos 113.000 habitantes de Puerto Valdivia y Puerto Antioquia, así como de los municipios Cáceres, Sabanalarga y Tarazá, situados a orillas del Cauca.
Para Castillo, no es posible calcular en cifras las pérdidas económicas, ya que los ingresos de los habitantes de estas regiones provienen, en su mayoría, de la informalidad. “Al perder el río, los habitantes de esas zonas pierden la capacidad de producción porque pierden la fuente que los abastece”, explica Castillo.
Pero además de estas pérdidas económicas, en lo social y en lo cultural, estas poblaciones pierden lo más precisado: su identidad, su lugar en el mundo, su forma de reconocerse.
El vocero de los transportadores, Emilio Calle Gutiérrez, señaló que este sector reporta pérdidas cercanas al 25% debido a las dificultades de acceso a estos municipios.
Por su parte, el gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, ha sostenido que los costos para asumir esta emergencia ascienden a los 261.000 millones de pesos. No obstante, en caso de que la contingencia siga, las pérdidas podrían llegar, incluso, a los 180 millones de dólares.
Este proyecto de infraestructura, el mayor socio del proyecto que prevé cubrir el 17% de la demanda energética del país, trabaja a toda marcha para normalizar el cauce del río, dijeron en el terreno funcionarios de la compañía que pidieron reserva.