Ni la Cruz Roja de Venezuela se salva de
la corrupción. Los vecinos organizados y las ONG del sector salud han
denunciado hoy que las donaciones de la ayuda humanitaria de la Cruz Roja
Internacional se están comercializando en las calles de Caracas.
Desde que el régimen de Nicolás Maduro
autorizó la semana pasada a la Cruz Roja Internacional la entrada de las
donaciones, la distribución de parte de la ayuda humanitaria a los hospitales
ha sido desviada y caído en manos inescrupulosas, lo que ha generado el caos y
la corrupción, según denuncian las organizaciones no gubernamentales.
Los productos de higiene personal,
tabletas purificadoras de agua y botellones de agua se están revendiendo en las
calles para sorpresa e indignación de los caraqueños.
Una vecina que se sentía burlada por la
irregularidad, comentaba: “si usted se va a Catia (ex bastión chavista),
ya están vendiendo los potes de agua y las tabletas para potabilizar el agua.
Eso no se hace, señores. La idea es que entraran los medicamentos y se los
dieran a los hospitales. Los pacientes crónicos nos estamos muriendo en este
país”.
Margot Monasterios, miembro de la ONG
del Hospital Universitario, convocó una rueda de prensa en las puertas de la
Cruz Roja para protestar por la corrupción en la entrega de las donaciones.
“No sentimos burlados. Vemos un
caos en la entrega del material”, dijo al exigir una contraloría ciudadana
en la distribución de la ayuda humanitaria”.
“Nos sentimos víctimas del régimen
de Maduro. Basta ya de burlarse y de lucrarse con la ayuda humanitaria”,
añadió Monasterios al recomendar a los ciudadanos “no comprar” los
productos donados para los hospitales.
El año pasado la Cruz Roja Internacional
envió a Caracas unos 70 millones de dólares en productos y equipos médicos pero
el régimen los almacenó en unos galpones de los Valles del Tuy, cerca de
Caracas, y en lugar de enviarlos a los centros de salud “se están
perdiendo y desapareciendo” por los ladrones. Igual ocurre con la ayuda
enviada la semana pasada.
Maduro no ha querido levantar el bloqueo
fronterizo en Colombia y Brasil para permitir el ingreso de 300 toneladas de medicinas
y alimentos almacenadas en los centros de acopio desde el 23 de febrero.
Ni siquiera la autorización concedida a
la Cruz Roja ha ablandado su corazón para que esa ayuda pueda ser utilizada por
los enfermos crónicos.