Los 494 años de fundación de Santa Marta son el momento perfecto para conocer la historia de esta antigua edificación en la inexorable línea del tiempo.
El Hospital San Juan de Dios empezó a funcionar en Santa Marta en 1668, tras la crisis de salud sufrida en la época ante la demolición del hospital San Sebastián en 1643, institución que había prestado sus servicios y cumplido una importante labor social.
Cuentan las páginas de la historia y plasmada por el desaparecido historiador Arturo Eduardo Bermúdez en su obra titulada ʹMateriales para la historia de Santa Martaʹ en el año 1997, que religiosos continuaron atendiendo por caridad a los enfermos acudiendo a sus hogares, o eran los enfermos quienes se dirigían a los conventos para que allí cuidaran de ellos en sus padecimientos.
Corría el año de 1688 cuando un Monarca autorizó a un “Dean” (titulo con el que designaban a quienes apoyaban a los altos mandos eclesiásticos) de nombre Diego Hernández, para que organizara un hospital, pero pasaron 78 años desde la autorización del Rey hasta la llegada de los dos clérigos (Fray Juan de Heredia y Joseph Joaquín González) de la Orden de San Juan de Dios para la fundación del hospital.
A su llegada encontraron la deplorable situación en la que se hallaba la ciudad en cuanto a la atención de la población, en ese entonces comunicaron al Rey; “no había allí médico ni cirujano, ni quien recogiera a los enfermos”. Esta fue una circunstancia compleja desde cualquier perspectiva al ser la salud una necesidad de primera categoría.
ADECUACIÓN Y SERVICIOS DEL HOSPITAL
Juan Nieto Polo de Águila, quien era el obispo de esos tiempos, mandó a que se hiciera la reedificación de un par de cuartos de lo que funcionaba como ´Casa episcopal (El Claustro San Juan Nepomuceno), y el Gobernador español Aristegui y Avilés les pagó la mano de obra a los sacerdotes, después uno de fue nombrado con título de cirujano de la tropa.
Los demás cuartos hacían parte de la edificación conocida como el Hospital San Juan de Dios, y las salas reedificadas del Claustro (antiguo seminario) eran cercanas al hospital central; la construcción de ese momento hizo que quedaran de ese modo. Previo a la llegada de los encargados de la orden religiosa, fueron colocadas 12 camas en las diferentes habitaciones para la atención de los pacientes, el Rey había aducido que de los 4000 pesos que recibía el obispo como diezmo, se debían destinar por mandato real 380 pesos para la construcción del Hospital.
A pesar de todo, el Señor Obispo, quien era un hombre solvente económicamente y propietario de haciendas y esclavos, se quedó con una parte del dinero, dejando el resto para la realización de la obra. Después de lo ocurrido el Rey consideró el acto como un abuso, y desautorizó los recursos para el hospital, ordenando a Polo de Aguila la devolución de los dineros que se habían destinado para ese hospital.
El historiador cuenta que el San Juan de Dios se construyó con aportes posteriores especiales por mandato real, y los miembros de la orden construyeron su iglesia.
El convento quedó a un lado del centro hospitalario, con dineros propios. El hospital San Juan de Dios quedaba ubicado un poco más hacia la Calle 20 con Carrera 2, donde funcionó también durante un tiempo el Colegio La Presentación.
¿QUIEN ATENDÍA EL SAN JUAN DE DIOS?
Los que atendían no eran médicos, si no religiosos, los cuales se encargaban de ayudar a los enfermos, pero en eventos de emergencia los mismos pacientes tenían que acudir a Barranquilla o Cartagena para ser atendidos por galenos, ya que en Santa Marta no había.
En el año 1825 aparece en esta historia Alejandro Prospero Reverend (la empresa social del estado en salud lleva su nombre), quien era médico de la guarnición de Santa Marta y del Hospital. Reverend mas tarde fue nombrado por el comandante militar años como cirujano mayor del Ejército.
En 1870 mediante la Ley 115 expedida el 24 de octubre, el manejo del hospital se entregó a las „Hermanas de San Juan de Dios‟, desde ese momento empezaron a asignarse 720 pesos anuales como auxilio para el funcionamiento del hospital, esta fue obra de caridad.
En la ley que fue firmada por Miguel Cotes y el Secretario General Interino Francisco Diazgranados, se ordenó que los presos debían ser atendidos gratuitamente, y que las encargadas tenían que rendir un informe al poder ejecutivo sobre lo que acontecía en el recinto hospitalario.
ACONTECIMIENTOS CURIOSOS Y ACTUALIDAD
El 5 de enero de 1813 el hospital fue saqueado por un aventurero, quien no respeto a religiosos ni enfermos para no dejar el lugar “ni una copa de vino, ni un pedazo de pan”.
En 1871 se reorganizó la Escuela de Medicina de la Universidad del Magdalena, la cual funcionó en el San Juan De Dios por mandato del Decreto del 28 de febrero emanado del Estado Soberano del Magdalena.
El historiador Arturo Eduardo Bermúdez aduce que algunos enfermos decían ver a una monja que los visitaba y a la que le atribuían su mejoría, ellos alcanzaban a creer en la fe y espiritualidad como remedio para sus males.
Actualmente el inmueble de arquitectura colonial, de color amarillo y de dos pisos se encuentra ubicado en la carrera primera con calle 22 o Avenida Santa Rita, donde funciona el archivo histórico del Magdalena Grande, las oficinas de Cultura y Turismo del departamento, oficina de pasaportes, gestión del riesgo, de tesorería, regalías, de cobro coactivo, empleo, y la oficina de la gestora social.
Esta es quizás la historia poco conocida del antiguo Hospital San Juan de Dios en la ciudad dos veces santa. El San Juan De Dios es el lugar al que podríamos aplicar eficazmente el adagio popular “Si las paredes hablaran”, donde en cada rincón se esconde el recuerdo de aquel panorama del servicio prestacional de salud direccionado por la religión católica y la institución pública que se encontraba inmersa en el territorio.