En medio de la temporada de minivacaciones el derramamiento de aguas residuales afecta la imagen de este importante sector turístico.
Un mal de nunca acabar, las lagunas de aguas negras le dan la bienvenida a los cientos de turistas que por estos días llegan a disfrutar del sector turístico de El Rodadero.
Los prestadores de servicios turísticos y comerciantes de la zona, se encuentran preocupados por el constante derrame de aguas residuales en el manjol ubicado en la Avenida Tamacá con calle 12 esquina.
Según los afectados, las aguas sucias recorren un tramo de la calle y antes de evacuar en el mar se han estancado formando una especie de laguna de oxidación, situación que sin duda genera fuertes olores y una terrible imagen para unos de los balnearios más apetecidos por estos días.
Según los vendedores y residentes, les ha tocado soportar el deterioro ambiental que es originado en época de lluvias cuyos caudales ingresan a las redes del alcantarillado provocando su colapso.
“Ya no queremos más pañitos de agua tibia, exigimos una solución definitiva a este problema con el que llevamos muchos lidiando. Han cambiado las empresas y lo que hacen es calmar la cosa, pero apenas la naturaleza los pone a prueba de inmediato el sistema colapsa”, expresó un habitante del sector.
Durante el fin de semana, una vez más el sector de Mi Ranchito permaneció lleno de agua negras, los turistas debían ingeniárselas para poder pasar por la zona y no ensuciarse, además de soportar los olores putrefactos.
“Aquí lo que se necesita es un macroproyecto que permitan que la ciudad tenga cuente con acueducto y alcantarillado que traiga desarrollo, progreso y calidad de vida”, resultó un vendedor.
La preocupación de los samarios y en especial de los que padecen por la falta de un buen alcantarillado, es que ahora la Empresa de Servicios Públicos -Essmar-, se encuentra intervenida la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y no se vislumbra una solución a esta problemática.