Existen siete decisiones controvertidas frente a la pandemia del COVID-19.
Mientras los gobiernos de todo el mundo continúan este domingo su lucha contra la expansión del COVID-19, cerrando sus puertas o estableciendo cuarentenas, el de Nicaragua ha decidido tomar el camino opuesto, lo que ha generado controversia, y avivado los conflictos sociopolíticos internos.
La negativa a tomar medidas contra el coronavirus, escasa información sobre el mismo, o la promoción de actividades masivas, son algunas de las decisiones que ha tomado en medio de la pandemia el presidente, Daniel Ortega, que presume de no reportar casos de COVID-19.
Estas son siete de las decisiones más controvertidas del Gobierno de Nicaragua frente a la pandemia del COVID-19.
CERO CUARENTENA
El no establecimiento a una cuarentena para evitar la propagación del COVID-19 fue una de las primeras decisiones tomadas por el Gobierno de Nicaragua, la semana pasada, y no ha variado su posición a pesar del avance del coronavirus.
La primera dama y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, ha reiterado que “no hemos establecido, ni estableceremos, ningún tipo de Cuarentena”.
ESCASA INFORMACIÓN
El Gobierno nicaragüense tiene una política de brindar el mínimo de información estatal, y no ha variado ante la amenaza del COVID-19. El problema se agudiza porque sus reportes únicamente son ofrecidos a través de medios oficialistas, cuya audiencia es escasa.
Mientras tanto, el alcohol, alcohol en gel, mascarillas y guantes de látex, escasean, y siempre hay en redes sociales quien afirma sentir los síntomas del COVID-19.
El Salvador y Nicaragua son los dos países de Centroamérica que no han reportado casos de COVID-19, sin embargo, el Gobierno salvadoreño cerró totalmente sus puertas a los visitantes extranjeros y mantiene en cuarentena a los nacionales que llegan de otros países, no así el nicaragüense.
Nicaragua, el segundo país más pobre del continente, y que atraviesa su segundo año de recesión económica, tiene esperanzas en que el turismo sea uno de los pilares de recuperación, y el Gobierno no oculta que su prioridad es el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
NiÑOS RECIBEN A TURISTAS
Además de no cerrar sus puertas, ni declarar cuarentena para evitar que la pandemia del COVID-19 alcance al país, el Gobierno ha decidido que los turistas que viajan en cruceros sean recibidos por niños.
En un vídeo popularizado ayer en redes sociales, se observa cómo un grupo de niños están al pie del crucero Amadea, que zarpó de San Francisco, California, el pasado día 1, recibiendo y dando regalías a los visitantes, uno de los cuales se niega a tener contacto físico y recibir el paquete de bienvenida, aparentemente por precaución.
ACTIVIDADES MASIVAS
El Gobierno no solamente se ha negado a suspender actividades masivas, sino que además las promueve. Ayer sábado Murillo celebró que el Gobierno de su esposo garantizada la realización de más de 2.800 celebraciones “religiosas, deportivas, recreativas, culturales, gastronómicas y turísticas”.
La que causó mayor impacto fue la marcha en apoyo de Ortega, que reunió a decenas de miles de militantes sandinistas y empleados estatales, bajo el lema “Amor en tiempos del COVID-19”, apelando al realismo mágico de Gabriel García Marquez en su novela “El amor en tiempos del cólera”.
MÍSTICA REVOLUCIONARIA
El uso de la mística revolucionaria por parte del Gobierno, para ejecutar sus decisiones, también ha sido cuestionado, ya que esta implica disciplina, lealtad, y cero cuestionamientos, independientemente de las acciones.
Esa mística ha dado paso la creencia sandinista de que el COVID-19 no ha alcanzado Nicaragua “gracias a nuestro comandante Daniel”.
Las decisiones del Gobierno han dado paso a múltiples especulaciones sobre el COVID-19, desde la manipulación del sistema de salud para ocultar supuestos casos positivos, hasta que Ortega está interesado en que haya muertes masivas para supuestamente vengar su escasa popularidad.
Opositores del Gobierno también han mostrado temor de no ser atendidos en hospitales estatales, en caso de contraer el COVID-19, tal como han documentado con otros padecimientos los organismos defensores de derechos humanos.
A la vez, diferentes grupos ciudadanos, incluyendo movimientos opositores, empresarios, médicos, o religiones, han tomado la iniciativa de divulgar información y establecer prácticas para evitar el contagio del COVID-19.
Las relaciones entre Ortega y una aparente mayoría de nicaragüenses están rotas desde la “insurrección cívica” en su contra, en abril de 2018, que ha dejado cientos de muertos, presos o desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio, y que el Gobierno identifica como “golpe de Estado fallido”.