Tras el inicio de la celebración más solemne del calendario litúrgico, los devotos acuden a rituales para conmemorar la muerte y resurrección de Jesucristo.
La Semana Mayor que inicia con el Domingo de Ramos, una celebración en la que se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén y su proclamación como hijo de Dios.
En palabras del Vaticano, el Domingo de Ramos “comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión”.
En la eucaristía del Domingo de Ramos hay un ritual o momento importante: la procesión y bendición de las palmas por el sacerdote.
El uso de las palmas evoca el momento en que Jesús fue recibido en Jerusalén.
De acuerdo con la biblia, sus seguidores, quienes lo proclamaban Mesías, lo recibieron “extendiendo mantos, ramos de olivo y de palma y aclamando ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hossana en las alturas!”
Para los cristianos, las palmas bendecidas son símbolo de la renovación de su fe en Dios. Al ser bendecidas, muchos las guardan en sus casas como símbolo de la victoria pascual.
Dos de los rituales más solemnes e importantes de la semana, tienen lugar el Jueves santo.
La última cena y el lavatorio de los pies dan cuenta de dos de los momentos más íntimos que vivió Jesús junto a sus discípulos.
En el primero, en una eucaristía, se conmemora la cena a través de la comunión. Pero, además, la iglesia manda a sus fieles a guardar ayuno y no comer carne durante este día.
Seguido de la comunión, se vive el lavatorio de los pies. Este ritual representa, según el papa Francisco, “la entrega hasta el final de Jesús por la salvación del mundo y su caridad sin límites”.
Así como Jesús lavó los pies de sus doce discípulos, los sacerdotes lo hacen con algunos asistentes.
También es común ver dramatizados de este momento en medio de la ceremonia.
El Viernes Santo es una de las más representativas y profundas conmemoraciones del cristianismo. Es el sexto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret.
En este día, la Iglesia católica manda a sus fieles guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia. Otros grupos cristianos como ortodoxos, anglicanos, luteranos, metodistas y ortodoxos orientales también recuerdan esta fecha.
El Sábado Santo o sábado de gloria es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera.
Es el segundo día y medio del Triduo Pascual, que concluye el Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa.
Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
Se trata del día que pasó entre la muerte y la resurrección de Jesús. Durante el Sábado Santo, no se celebra Misa, y se mantiene el altar sin manteles. En la noche se realiza en las iglesias una vigilia pascual, para esperar el regreso de Jesús a la vida.
El Domingo de Resurrección se celebra el regreso a la vida de Jesús. Tras el martirio vivido por Cristo que acabó con su crucifixión, el Señor regresó de la muerte cumpliendo el mandato divino de Dios, probando así que era el salvador de la humanidad.
Este día se organizan diversas liturgias y procesiones religiosas en recuerdo a los eventos sucedidos y protagonizados por Jesucristo en Jerusalén, los cuales han sido narrados en los evangelios bíblicos.
Durante el Domingo de Resurrección, ocurre además el encendido del Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá encendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
El papa Francisco preside desde el Vaticano la realización de estas prácticas.
El sumo pontífice informó que este Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, a las diez de la mañana en la Plaza de San Pedro, bendeciría las palmas y los olivos.
El jueves 14 de abril en la Basílica de San Pedro a las 9.30 de la mañana presidirá la concelebración de la Misa Crismal con los Patriarcas, Cardenales, Arzobispos, obispos y Presbíteros presentes en Roma.
El Viernes Santo el Sumo Pontífice presidirá la Liturgia de la Palabra, la Adoración de la Santa Cruz y la Santa Comunión en la Basílica de San Pedro a las cinco de la tarde, mientras que, a las 21.15 horas, presidirá en el Coliseo el pío ejercicio del ‘Vía Crucis”, al final del cual dirigirá sus palabras a los fieles e impartirá la Bendición Apostólica.
El Sábado Santo el Santo Padre bendecirá el fuego nuevo en el atrio de la Basílica de San Pedro y el Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, en la Plaza de San Pedro, a las 10 de la mañana, el Santo Padre presidirá la celebración eucarística.