En San Cayetano, corregimiento de San Juan Nepomuceno a unos 58 kilómetros de Cartagena, la conmoción está presente en cada calle y el dolor sigue intacto en sus habitantes. Pasaron 11 meses y 18 días para que los cuerpos de los hermanos Dairo y Wilmar Rivera Rodríguez fueran sepultados.
Hay indignación, pues se ha conocido que los responsables no tenían la mínima intención de regresarlos vivos a sus hogares. El maquiavélico plan estaba diseñado para secuestrarlos, asesinarlos, no dejar huella alguna y huir con el dinero de la extorsión.
Los féretros de los hermanos llegaron procedentes de Barranquilla el pasado 17 de febrero. Durante casi un año, sus restos permanecieron en la morgue de Medicina Legal para ser identificados. Ambos fueron hallados en una fosa de una finca del pueblo el 14 de mayo de 2019, justo dos meses después que los secuestraran y los asfixiaran con el fin de extorsionar a sus familiares con 350 millones de pesos.Lo que pasó
Aquel 14 de marzo del 2019, Dairo y Wilmar salieron muy temprano para ponerse al frente de los cultivos, el alimento para el ganado y el ordeño de las vacas, entre otras cosas.
Cuenta Juan Pablo Rivera, sobrino de ambos e hijo de Edilmer Rivera Rodríguez, un tercer hermano que milagrosamente se salvó, recuerda que sus tíos Wilmar y Dairo se levantaron como de costumbre y al llegar a la finca se pusieron de una en sus labores, lo mismo que varios de sus trabajadores.
Al poco rato, hombres encapuchados fuertemente armados ingresaron a la finca de Dairo, y tras amedrentar a los empleados, los amarraron, les taparon los rostros y los encerraron en un rancho. Pasaron luego al predio del lado, donde estaban Wilmar y Edilmer, pero tras no encontrar a este último, se llevaron a Wilmar. A los dos hermanos les pusieron capuchas.
“A mi papá no se lo llevan porque había ido a otro lado de la finca a mirar un ganado”, relata Juan Pablo.
Al rato, Edilmer Rivera regresa a donde había dejado a sus hermanos y notó algo extraño. Los recipientes donde habían depositado la leche ordeñada estaban tirados y todo derramado.
“Él, al notar esa situación, comenzó a buscar por todos lados y al entrar al rancho encontró a los empleados amordazados, amarrados y con las caras tapadas. Los liberó, y ante el temor de que los delincuentes pudieran seguir cerca, se quedaron un buen rato encerrados”, relató.
Cuenta que una vez se percataron que era seguro salir, lo hicieron y en la huida se encontraron con una persona que tenía un celular. Llamaron al pueblo y fue así como se dio un parte a las autoridades. De inmediato comenzó la búsqueda entre la Policía, Infantería de Marina y los hombres del Gaula de ambas instituciones.
Tras una llamada días después al celular de Edilmer, alguien que no se identificó dijo que tenía en su poder a los hermanos Rivera Rodríguez y que para liberarlos debían entregar 350 millones de pesos.
“La llamada la recibe mi hermano que también se llama Edilmer, tal vez ellos pensaron que hablaban con mi papá, y por eso de inmediato le exigieron esa suma de dinero”, explica Juan Pablo Rivera.
Con esos datos, y tras hacer entrevistas a familiares y amigos, las autoridades inician un proceso de seguimiento de llamadas, y gracias a eso fue que se dan con las capturas que hoy se conocen: cuatro hombres, tres detenidos en la Cárcel de Ternera y uno con detención domiciliaria; y una mujer, que es la compañera sentimental de uno de los implicados en el crimen. Ella también está detenida en su residencia.
Dos semanas después de la detención de los presuntos responsables, fue aprehendida Nelly Luz Yepes Posso, esposa de Wilmar. Ella sería la presunta autora intelectual de los homicidios de su esposo y cuñado.
Las primeras hipótesis que tienen las autoridades es que se querían de apoderar de las tierras. Se conoció que la señora Yepes Posso no vivía con Wilmar tras sostener una relación con él por más de 30 años y ya tenía otra relación sentimental.Grabados y asesinados
Para el sobrino de los hermanos Rivera Rodríguez, el macabro plan para secuestrarlos y dejarlos sin vida ya estaba fríamente calculado. “Se los llevaron, los cambiaron de ropa en varias oportunidades. Les hicieron videos como para tener pruebas de supervivencia. Esto con el fin de presionar a la familia para que buscaran los 350 millones. Estaba todo calculado, los llevan a un finca, también vecina de ellos, donde ya tenían un fosa lista para enterrarlos de una”, manifiesta.
Sobre los videos señala que hacen parte de las pruebas contra los capturados. “Ellos le piden a los secuestradores que no los maten, que de ser necesario ellos buscan la plata. Esos ruegos no hicieron eco y no tuvieron compasión con ellos”, detalló.
Los asfixiaron, así sentenció Juan Pablo Rivera. A su vez dice, que no contento con ello, les hicieron perforaciones con arma blanca “para que los cuerpos no se inflaran y reventaran. Les perforaron el estómago y los enterraron en la misma fosa”.
Tomado de El Universal