El retiro de visas diplomáticas es una sanción inusual, utilizada por Estados Unidos para expresar malestar profundo frente a los comportamientos o discursos de gobiernos extranjeros.
La relación diplomática entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más delicados en los últimos años, luego de que la administración estadounidense comenzara a retirar visas a altos funcionarios del Gobierno colombiano, entre ellos el embajador en México, Fernando García.
La decisión se conoció este miércoles 3 de julio, horas después de que el secretario de Estado, Marco Rubio, anunciara el llamado a consultas del encargado de negocios de la embajada en Bogotá, John McNamara, por una serie de “declaraciones infundadas y reprobables provenientes de los niveles más altos del Gobierno colombiano”, según expresó la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce.
En respuesta, el presidente Gustavo Petro también ordenó el llamado a consultas de Daniel García-Peña, embajador de Colombia en Estados Unidos. “Corresponsablemente a la llamada a consultas del señor McNamara… llamo a consultas a nuestro embajador Daniel García-Peña en los EE. UU.”, escribió el mandatario en su cuenta en la red social X.
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Retiro de visas, una señal de represalia directa
Fuentes diplomáticas confirmaron que Fernando García, embajador de Colombia en México, fue uno de los primeros afectados por la medida de Washington. Aunque hasta ahora el Gobierno nacional no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre la revocatoria de visas, la acción marca un punto de quiebre evidente en la relación bilateral.
El retiro de visas diplomáticas es una sanción inusual, utilizada por Estados Unidos para expresar malestar profundo frente a los comportamientos o discursos de gobiernos extranjeros.
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Crisis anunciada
Esta escalada en la tensión tiene antecedentes. En enero de 2025, Petro protestó por el arribo de deportados esposados desde EE. UU., lo que desencadenó una reacción del entonces presidente Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles a productos colombianos, una crisis que logró ser desactivada por canales diplomáticos.
Hoy, sin embargo, el clima vuelve a deteriorarse. Las recientes declaraciones del jefe de Estado colombiano, sumadas a críticas del oficialismo hacia políticas estadounidenses, parecen haber colmado la paciencia de la Casa Blanca.
